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viernes, 25 de mayo de 2012

***** 17 *****


El interior del supermercado era un laberinto de pasillos y estanterías tiradas por los suelos, poco había ya que poder echar a las mochilas, debido a los constantes saqueos a los que fue sometido el único supermercado del pueblo. Pero aun así, decidieron entrar e intentar rescatar la mayor cantidad de comida posible, puesto que el grupo había aumentado considerablemente y eran muchas las bocas a las que alimentar.

          -Chicos me acercare al almacén, a ver si queda algo útil- dijo Rico entre dientes, con la intención de no alzar mucho la voz

          Salomón se fue a la puerta de entrada, para vigilar el exterior de la calle, mientras Gerson, continuaba  indagando entre el revoltijo de estanterías. El almacén del supermercado, se encontraba en el exterior de un patio al que se accedía por una puerta metálica desde la tienda. En el exterior la lluvia y el viento volvían a hacer acto de presencia de forma virulenta, como anteriores ocasiones, aquello se estaba volviendo habitual. Al abrir la puerta  del almacén, el infierno se desato en la tierra, aquel sitio, parecía haber sido usado de almacén, pero de muertos vivientes, había docenas de aquellos seres, que como impulsados por muelles, saltaron hacia el exterior entre gemidos y lamentos. Rico se vio, tan sorprendido, que no tuvo tiempo de sacar su arma para defenderse.


          Desde el interior de la tienda, Gerson vio aquella escena  presa del pánico,  apenas pudo avisar a Salomón de lo que sucedía, hasta que aquella horda de no muertos hizo acto de presencia en el interior arrasando con todo lo que encontraban a su paso, apenas pudo  disparar un par de veces, antes de salir corriendo hacia la posición de Salomón, que parecía hipnotizado ante lo que sus ojos veían.

           -¡Corre, por tu vida ¡- chillaba Gerson mientras tironeaba del brazo de Salomón.

          -¡¡¿Pero…. Y Rico?!!- exclamo Salomón

-¡No lo ha conseguido, se ha visto sorprendido por esas cosas, al segundo de haber abierto la puerta!-  gritaba Gerson a la vez que accedía a la furgoneta y la ponía en marcha.

          Había más de cincuenta o sesenta de aquellas cosas, saliendo atropelladamente de la tienda, con la aviesa intención de triturar los cuerpos, de los únicos seres vivos que habían visto en meses. Gerson salió chirriando ruedas, golpeando a varios de los coches que permanecían abandonados en la calle. Mientras, gritaba y se maldecía por no haber podido hacer absolutamente nada por salvar a Rico, Salomón permanecía con la nariz pegada al cristal, con la ilusión de ver aparecer a Rico abriéndose paso entre aquella multitud de muertos vivientes, pero aquella ilusión quedo en nada, porque aquello nunca sucedió, Rico había desaparecido para siempre.

          Salomón guió a Gerson hasta donde se  encontraba el resto del grupo, una vez allí descendieron de la furgoneta,  ante la atenta mirada de todos los integrantes de la troupe.

          - ¿Que ha pasado, donde esta Rico? Pregunto Brian, al ver llegar  solamente a Salomón y a Gerson,  este último con lagrimas en los ojos.

          -¡No lo ha conseguido!- pudo decir al cabo de unos segundos Gerson

          -¡Hijo de puta!- comenzó a gritar Brian -¡Lo has matado!- -¡tú y tus magnificas ideas!- seguía vociferando Brian, mientras se dirigía con la intención de golpear a  Gerson.

          -¡Tranquilízate Brian!- dijo Thomas a la vez que se interponía entre éste y Gerson, que apenas  hizo nada por intentar defenderse.

          -Todos sabemos a lo que nos exponemos al aventurarnos en cualquier callejón, casa o calle, incluso estando acompañados, así  que tranquilízate y respeta la decisión que tomo Rico de acompañar a Gerson, para buscar comida. Debemos de mantenernos unidos, ante cualquier adversidad, o realmente todos acabaremos siendo pasto de esas criaturas que ni sienten ni padecen- sentencio Thomas.

         -Debemos de prepararnos para pasar la noche en este lugar, así que subamos todos al barco y permanezcamos lo mas en silencio posible, para intentar pasar desapercibidos ante las criaturas que ronden por aquí esta noche, porque seguro que todos los que hemos visto en el supermercado, acabaran dando con nuestro rastro- explico Gerson, ahora ya, más calmado.

          La noche, transcurrió sin ningún incidente salvo que la tormenta continuaba, con rachas de aire que hacían que el techo de  la nave donde se encontraban se estremeciese ante cada embate del viento contra esta. Pero al final, la mañana llego y con los primeros rayos de sol, el grupo se ponía en marcha con destino al puerto de Santa Pola. Poco antes de salir de allí, Zoe, depositó en una de las mesas de la tienda de náutica, una carta junto con varias botellas de agua  una pistola y un cuchillo de combate. Ella en su foro interno, deseaba que Rico aun estuviese con vida y volviese a aquel lugar en busca del grupo.

*****


          En apenas unos minutos, el grupo de Cristo había recorrido los escasos tres kilómetros que separaban la antigua fábrica de cerámica de la ciudad de Crevillente. El caos era la tónica reinante en aquella ciudad desierta de seres humanos y que por lo que habían visto hasta el momento, debía de estar dominada por  los no muertos, puesto que aquí y allá siempre había alguno de aquellos carniceros.

          -¡Ese bastardo hijo de puta tenía razón!- gritaba cada pocos segundos Cristo

          Y es que la vía principal que cruzaba la ciudad, estaba plagada de multitud de vehículos militares, había tantos que no sabía cual elegir,  al final sus pretenciosos ojos, se posaron sobre un tanque, un Leopard II unos de los vehículos de combate más avanzados del ejército, que ahora mismo yacía abandonado y cubierto por una espesa capa de polvo y tierra acumulada a lo largo de meses de inactividad.

           -Aparca junto a ese tanque- le indicó a Mario, mientras disparaba a la cabeza de una de aquellas cosas que se había acercado a curiosear junto a la furgoneta. Una vez detenida la furgoneta, todos bajaron inmediatamente y mientras Mario organizaba un perímetro de seguridad, junto al tanque, Cristo rápidamente subió hasta la escotilla superior de éste, con la intención de introducirse en el interior, y comprobar el estado en que se encontraba su nueva máquina. La primera impresión fue nefasta, nada más descender al interior un rostro cadavérico y demacrado por el tiempo le dio la bienvenida, por suerte para él, aquel cadáver estaba realmente muerto. Un agujero en su sien derecha, delataba que debió de suicidarse, antes que hacer frente al infierno que tuvo que haber visto en el exterior del tanque. Tras despojarlo de su pistola reglamentaria, se dirigió al puesto del conductor, con la intención de poner aquel tanque en funcionamiento.

          -¡Date prisa en salir de ahí!- Gritaba Mario desde el exterior

         
          Inmediatamente comenzó a llegarle el tableteo de las armas, que empezaban a disparar. Pero no estaba dispuesto a dejar aquella maravilla allí. Intento arrancarlo un par de veces pulsando el botón asignado para dicha tarea, pero la batería parecía completamente agotada, puesto que el motor no daba señales de vida.
                                                                                                                    

          -¡Sal de una puta vez!- volvió a gritar Mario

          Aquel grito lo devolvió a la realidad de sopetón y se dirigió hacia el exterior, una vez fuera, desde lo alto del carro de combate, pudo comprobar cómo la situación se había descontrolado, centenares de aquellos no muertos habían comenzado a rodear al grupo, que disparaba incesantemente sobre ellos, pero sin la suficiente eficacia, para acertar en su pútridas cabezas a la primera y ahorrar munición. Salto al suelo y mientras sus chicos seguían disparando contra aquel ejército de muertos vivientes arranco la furgoneta justo en el momento en que uno de sus hombres  era alcanzado por un grupo de aquellas cosas, que rápidamente  sucumbió ante la voracidad de sus atacantes, el resto del grupo había conseguido acceder a la furgoneta y mientras Cristo iniciaba el camino de vuelta, atropellando a decenas de aquellos monstruos, sus hombres gritaban y maldecían la pérdida de su compañero. Mientras tanto Cristo, ajeno a la perdida de ese hombre, seguía pensando en aquel tanque, pensaba que si conseguía  ponerlo en marcha les daría la posibilidad de adentrarse en cualquier  ciudad en busca de mas  supervivientes que “reclutar”, para formar su pequeño ejercito

*****

          El  grupo de Gerson, había comenzado su viaje no hacía mucho, circulaban lentamente junto al viaducto del tren de alta velocidad, que unía las ciudades de Alicante y Murcia, cuando al salir de una curva lo vieron, tres vagones yacían despanzurrados por el suelo, ennegrecidos por el humo del incendio que los había devorado, mientras que desde lo alto del viaducto colgaban varios mas, sabe dios porque motivo no se habían derrumbado aun. Alrededor de aquel amasijo de hierros retorcidos y chamuscados, podían verse a multitud de aquellos no muertos. Por suerte, todo el trayecto de Alicante a Murcia del AVE, estaba rodeado con un muro de cemento de metro y medio de alto, coronado por una pequeña vaya metálica, que impedía que en otros tiempos, nadie accediese a la zona de tránsito del tren.

          Por suerte para nuestros chicos, dicho muro permanecía intacto y ahora ejercía la función contraria, no dejaba que ninguna de aquellas criaturas saliese de su improvisada cárcel a pesar de que se arremolinaban al paso del convoy y lo seguían con sus cadavéricos brazos extendidos hacia ellos. Todos observaban aquella escena horrorizados ante las imágenes de aquellos seres que antaño habían sido personas normales.

viernes, 4 de mayo de 2012

***** 16 *****


Circulaban lentamente en dirección albatera pero habían decidido que tendrían que parar en algún lugar, para organizarse y decidir cómo actuar a partir de aquel día. El interior de la furgoneta era una autentica fiesta, los supervivientes vitoreaban a Zoe y al resto de quienes la habían ayudado en el rescate. Se internaron en un camino asfaltado que discurría a la izquierda de la carretera y en un descampado junto a un huerto de limoneros detuvieron ambos vehículos.

          Mientras Thomas y Rico repartían botellas de agua entre sus nuevos compañeros, los cuales agradecían el gesto, con multitud de “gracias” apretones de manos y abrazos. Gerson, Brian y Zoe discutían, sobre cuál era el paso a seguir, puesto que no podían permanecer al descubierto por el peligro que representaban los zombis e incluso la banda de Cristo, a la cual no debía de haberles sentado bien que se les desposeyeran de su “mano de obra”. Discutían cuales eran los inconvenientes de refugiarse en un lugar o en otro.

          -Perdonad- dijo una potente voz, y los tres se giraron hacia el origen de aquella voz.

          -¡Salomón!- exclamó Zoe

          Salomón era un chico de color al que Zoe había cogido mucho cariño durante el cautiverio de ambos, por que pese  a las malas condiciones en la que vivían, siempre conseguía sacarle una sonrisa. Era un chico bastante alto y fornido herencia de los genes de su raza, sus padres habían emigrado desde  Cabo Verde  cuando el tenia 7 años.

          -No hay nada que perdonar Salomón, eres uno más del grupo. ¿Que ibas a decir?- respondió Brian.
         
          -Pues… he estado escuchando vuestra conversación, sobre donde tendríamos que refugiarnos o no refugiarnos y solo quería deciros que antes de que Cristo, me capturase tenía un barco listo para zarpar rumbo a la isla de Tabarca-


          -Sería una buena idea, pero me imagino que pocos barcos quedaran amarrados en los pantalanes de  ningún puerto- contesto Brian

          -Eso es lo bueno, que  el barco no se encuentra amarrado en ningún puerto, sino en una tienda de náutica que hay en San Isidro, el pueblo en el que yo vivía- contestó Salomón


          Tras aquella aclaración, Salomón contó que mientras intentaba conseguir un vehículo con el que sacar el barco de la tienda y remolcarlo hasta Santa Pola, fue cuando lo capturaron. Pero que antes de eso, había estado abasteciendo el barco de comida, bebida y combustible durante días, incluso se había hecho con multitud de utensilios para poder pescar.  También les informó que Tabarca tenía agua potable para aguantar durante mucho tiempo, por que pese a que en la actualidad el agua le era proporcionada desde la península a través de tuberías submarinas, antaño contaba con multitud de aljibes, que eran rellenados periódicamente por barcos cisterna, o bien por el agua de lluvia.


          -hemos de suponer que más gente pensaría como tú y que posiblemente si la infección llego a la isla, a estas horas estará plagada de los mismos seres que pululan por aquí- dijo Gerson, con voz pensativa –aunque ahora somos muchos y vamos armados, con lo que podríamos explorar la isla antes de que desembarcase todo el grupo.. Y purgarla de los zombis que en ella pudiese haber, convirtiéndola en un lugar seguro donde  recibir más supervivientes en un futuro-

          Tras aquella conversación, que al parecer había resultado ser muy provechosa, decidieron que el vehículo que necesitaban ya lo tenían, era el VEC. Ahora debían de llegar al polígono industrial de San Isidro donde se encontraba la tienda de náutica, enganchar el remolque y salir pitando de allí, en dirección al puerto de Santa Pola, el más cercano a la isla de Tabarca, su nuevo destino.

*****

          Cristo, se había encerrado en la oficina después de que aquel insolente le hubiese menospreciado ante sus hombres, pero no paraba de repetirse una y otra vez, que era la única opción viable que tenía en aquella situación. Ahora pensaba en las palabras que aquel malnacido le había dicho: si quieres un vehículo como éste, tendrás que visitar Crevillente y elegir el modelo que más te guste de los que allí hay abandonados… Lo había decidido, al día siguiente, entraría en Crevillente para intentar hacerse con un vehículo de aquellos y con más armas si era posible. Si su camino volvía a cruzarse con el de aquellos desgraciados, el resultado del encuentro sería muy diferente al de la primera vez.

*****

          La comitiva que presidia el VEC, acababa de llegar a la entrada del polígono de San Isidro, donde deberían de enganchar el remolque del barco que Salomón había estado preparando para huir, aquella tarea no les resultaría tan fácil como esperaban. Habían estacionado frente al escaparate donde estaba expuesto el barco y la sorpresa de  todos fue mayúscula, según el cartel que rezaba junto a éste, se trataba de un catamarán de la marca Sunreef Yachts modelo  70 power, con una eslora de 22 metros una manga de 9,30 metros, 45 tonelada de desplazamiento máximo, 8000 millas náuticas de autonomía y dos motores gemelos que lo databan de 1000 CV de potencia, su precio… 600.000 euros.

           -¡Por dios santo!- exclamo Rico – ¿Dónde pensabas ir, a Tabarca o a Japón?-

           -A Tabarca por supuesto, pero puestos a llevarnos uno, elegí el más caro que había en la tienda ¡de  todas formas nadie lo echará de menos!- dijo riendo Salomón

          Rápidamente, se dispusieron a trasladar todo lo que había en el interior del VEC hasta el barco, que era una autentica maravilla se mirase por donde se mirase, Sharco correteaba alrededor de todas las personas que afanosas intentaban realizar su cometido lo  más rápidamente posible. Entre tanto Brian y Javi  realizaban la maniobra para poder enganchar el remolque del barco al VEC, no lejos de allí, Zoe paseaba por los alrededores de la tienda, junto con su hermano Abraham que muy acelerado no dejaba de hablar del barco en el que próximamente iba a viajar. Zoe apenas lo escuchaba, andaba sumida en su pensamientos mientras observaba como aquel lugar, que  antes debía de estar tan lleno de vida, ahora aparecía  solitario y gris, miraba con un sentimiento de pena la multitud de escaparates que había a un lado y otro de la calle, tiendas de motos, de vehículos agrícolas, había carpinterías y multitud de comercios mas, que nunca volverían a abrir sus puertas a ningún cliente.


          Inmersa en aquellos pensamientos, pronto volvieron a ella viejos fantasmas del pasado más exactamente, la manera tan cruel que habían tenido sus padres de morir a manos no de aquellos monstruos caníbales, sino de personas vivas  que no dudaron ni un minuto en apretar el gatillo, cuando su padre se negó a darles las llaves del coche en el que trataban de abandonar albatera. Absorta en sus recuerdos, Zoe había abandonado la calle donde se encontraba el grupo y era ahora, cuando Abraham la zarandeaba para informarle de aquel despiste.

          -¡Zoe!- gritó Abraham -¿es que no me escuchas? Tenemos que volver, porque nos hemos alejado del grupo sin darnos cuenta-

           -¿Qué, cómo?... ¡Agáchate! Chilló Zoe


          Pero ya era demasiado tarde, frente a ellos a escasos treinta o cuarenta metros una docena o más de aquellas criaturas se dirigían  velozmente hacia ellos.

          -¡corre, sal de aquí rápido!- gritó a su hermano, mientras ella sacaba la pistola que le había entregado Gerson y comenzaba a disparar contra la masa que se acercaba a ella rápidamente.

          -¡Disparos!- gritó Thomas y toda la actividad que había alrededor del barco y el VEC, se detuvo instantáneamente.

          -¡Rápido, coged las armas y apostaos junto al VEC!- dijo tranquilamente Gerson

          Enseguida se dieron cuenta de que quienes faltaban eran Zoe y Abraham, pero nadie sabía nada de ellos, nadie se había percatado de hacia dónde se había dirigido. Gerson indicó a Brian, que terminase la maniobra de enganche, por que no podían esperar a ver qué ocurría, para terminar aquel trabajo. Los disparos, se sucedían uno tras otro, hasta que al fin vieron aparecer corriendo por la esquina de la calle a Abraham que corría y lloraba como un descosido. Una vez llegó junto al grupo, no fue capaz de articular ninguna palabra debido al estado de shock en el que se encontraba. Al momento Salomón y Gerson ametralladoras en ristre, echaron a correr en la dirección en la que había llegado Abraham.

      
          Justo cuando llegaban al final de la calle, apareció ante ellos Zoe, a todo correr gritándoles que se diesen la vuelta, tras ella avanzaban una docena o mas de aquellas cosas, casi pisándoles los talones. Rápidamente giraron sobre sus pasos y volvieron a salir corriendo esta vez, en dirección contraria.


          -¡Rico disparaaa, disparaaa!- gritaba Gerson desesperado
 

Aquella orden fue recibida con alegría por parte de Rico, que ansiaba desde hacía días disparar con aquel magnifico cañón automático de 25mm, así que se acomodo en el interior de la torreta, respiró profundamente mientras apuntaba por encima de las cabezas de sus amigos y a la vez que  exhalaba el aire lentamente, comenzó a disparar contra la amenaza que se cernía sobre ellos. Inmediatamente los proyectiles de 25mm que vomitaba aquel cañón, comenzaron a hacer estragos entre las filas de no muertos que se iban acercando, multitud de órganos, miembros e incluso cabezas empezaban a volar por los aires. En apenas un minuto la terrible amenaza se había convertido en un amasijo  de carne putrefacta, coágulos de sangre, órganos y vísceras esparcidas por todo el ancho de la calle. Tras detener Rico los disparos una serie de vítores surgían de todas partes alrededor del VEC. Gerson y Salomón, habían llegado exhaustos por la carrera que se habían tenido que dar en ambas direcciones, se dieron cuenta de que Zoe no se encontraba  aún entre ellos. Así que se encaminaron hacia donde había tenido lugar la masacre y la encontraron sentada en el suelo, junto a un coche llorando desconsoladamente con las manos en la cara y cubierta de trozos de carne y sangre coagulada, perteneciente a aquellas criaturas

          -¡Zoe! ¿Por qué lloras?- preguntó Abraham

          Ésta levantó la cabeza y al ver a su hermano allí de pie, con gesto serio, como ofendido por verla llorar, no pudo reprimir una sonrisa. Acto seguido se levantó y abrazó a su hermanito, diciéndole al oído, que la perdonase, por que por su culpa habían estado a punto de morir.

          -¡Qué asco, quítate de aquí!- grito Abraham a ver a su hermana repleta de manchas de sangre….

          Y todos los que se habían congregado alrededor de la pareja de hermanos, comenzaron a reírse por la espontaneidad de aquel muchacho, que de la preocupación por su hermana, había pasado rápidamente a la indignación con ella, por haberlo manchado.

           Decidieron que el resto del día lo pasarían en aquel polígono, por que no querían que la noche los pillara al raso y pese a faltar todavía mucho para que oscureciese, no querían arriesgarse con los peligros que  encontrarían de camino al puerto de Santa Pola. Una vez que hubieron terminado  de enganchar el barco al VEC, algunos bloquearon la calle por donde habían aparecido los zombis, con los vehículos abandonados que allí había. Mientras Gerson, Rico y salomón habían decidido que se adentrarían en el pueblo, para echar un vistazo y ver si podían aprovechar algo. Se despidieron del grupo, pero mantendrían el contacto por el walkie.

          Al salir del polígono, una carretera flanqueada a un lado por el polideportivo municipal y al otro por el viaducto del AVE les invitaba a adentrarse en San Isidro. Salomón iba indicando  a sus compañeros como llegar hasta el único supermercado del pueblo, intentarían aprovechar lo máximo, si es que aun quedaba algo en sus estanterías que valiese la pena aprovechar. Rico le preguntó a Salomón si quería visitar su antigua casa y este le respondió que no, que prefería no volver a revivir los momentos que en ella había pasado. Al fin consiguieron llegar hasta el supermercado si ningún contratiempo. Pese a que no había vuelto  ver a ningún caminante por sus calles, la sombra de un terrible peligro, se cernía sobre ellos. Detuvieron la furgoneta junto a la puerta y tras observar detenidamente el interior, decidieron entrar. Craso error… puesto que únicamente dos conseguirían volver a salir y reunirse con el  grupo…

viernes, 27 de abril de 2012

***** 15 *****


          Zoe les contó que  junto a  su hermano pequeño Abraham, habían sido “rescatados” por Cristo Cortes y sus hombres del interior del ayuntamiento de Albatera,  lugar en el que se habían escondido, después de haber estado huyendo durante días de aquellas cosas que les acechaban por todas partes. Con lágrimas en los ojos relataba a las torturas a las que había sido sometida tanto ella como el resto de personas que Cristo había “liberado” de las calles. Estaban mal alimentados, pasaban frio, dormían hacinados unos sobre otros en el suelo de las caballerizas de la finca en la que estaban retenidos. En más de una ocasión habían violado a alguna de las mujeres que allí había, por suerte a ella  nunca forzaron.
 

          Mientras todos escuchaban el relato que Zoe contaba en silencio, Rico,  gritaba y maldecía en voz alta a Cristo, por tratar a gente indefensa de aquella manera, y más en la situación que se encontraba la humanidad en aquel momento, mientras tanto Zoe seguía contando, que eran usados para ir a la ciudad en busca de provisiones y que en una de aquellas salidas, habían dejado morir a manos de aquellas criaturas a una chica, que tras haber sido forzada sexualmente por Ortiz, uno de los secuaces de Cristo, había arrancado de cuajo una oreja de su agresor; aquella acción la condenó a  muerte. Zoe hizo una pausa en el relato y lloró amargamente ante el recuerdo de su amiga tirada en el suelo rodeada de no muertos, mientras la furgoneta se alejaba de ella en direcciona a la granja.


          Brian se levantó del sofá, se acercó a la afligida muchacha y suavemente la envolvió entre sus brazos, susurrándole al oído que aquel despreciable ser humano, pagaría por todos los pecados que hubiese cometido, pero que tenía que ser fuerte  y confiar en que todos los allí presentes iban a esforzarse al máximo porque así fuese. Tranquilizada por el reconfortante abrazo de su nuevo compañero, Zoe continuó describiendo con todo lujo de detalles, cual era la disposición de los edificios de la granja y cuantos hombres armados había en ella.

*****

          -¡¡ quiero vigilancia las veinticuatros horas del día!!- con  esa tajante frase Cristo, dio la bienvenida a su grupo, a aquella nueva propiedad, no estaba dispuesto a que volviesen a cometer los mismo errores que les habían empujado a abandonar su primer refugio.  El problema, de aquel nuevo refugio es que carecía de los árboles frutales que hasta ahora les habían servido de alivio, en su limitada dieta. Contando con el jodido niño, los supervivientes apenas eran una decena. Desnutridos y muertos de miedo, de poco servirían si no los cuidaba y alimenta bien en la medida de lo posible, así que decidió que estarían sin salir a por víveres hasta que viese peligrar la provisiones que habían conseguido salvar de su anterior escondite.

           Hasta ese día, “vivirían a cuerpo de rey”. Subió a la primera planta y ocupó la oficina del “jefe” tal y   como rezaba un cartelito que había sobre el umbral de la puerta. Al parecer aquella oficina, había sido utilizada en otras ocasiones, puesto que las pareces aprecian llenas de grafitis y el suelo estaba alfombrado de latas y colillas de sus antiguos inquilinos. Tiró varias revistas que había en el deteriorado sofá que era parte del escaso mobiliario de aquella oficina y se tumbó en él, antes había encomendado a Mario todas las labores de organización de su nueva base de operaciones.

*****
         

          En “villa Gerson” que era como denominaba Rico a la casa de éste, los acontecimientos se precipitaban rápidamente. En la puerta de entrada a la propiedad, cada vez era mayor el número de no muertos que se daba cita, atraídos por algo que nuestros chicos desconocían. Aquellos seres, debían de tener algún sentido que les permitía sentir, u oler a los seres vivos, cosa que hasta el momento desconocían, habían cargado multitud de víveres en el interior del VEC, que Thomas había remozado para la ocasión. También habían cargado todas las armas que Gerson, había logrado acumular durante sus múltiples salidas. Prácticamente al finalizar el día, tenían todo lo que supuestamente necesitarían cargado en el poderoso vehículo, que aguardaba silencioso e inmóvil  en el cobertizo que hasta ahora había sido su hogar. Antes de retirarse al interior de la casa-árbol, habían intentado localizar a mas supervivientes por mediación de los mensajes enviados a través de la emisora, con el mismo resultado que en ocasiones anteriores. Se habían tenido que  exponer de nuevo ante la marabunta de zombis  que les aguardaban en el exterior, para comprobar que aquella puerta se mantenía firme pese a la multitud que la zarandeaba desde el otro lado.
        

           La visión de aquel ejército de monstruos descarnados  que les aguardaban era terrorífica, pero aquella sería la última noche que iban a pasar en aquel lugar, porque  a la mañana siguiente, tenían previsto salir al rescate de Abraham. Aquella horda caníbal producía un sonido mezcla de excitación y desesperación tal que les helaba la sangre en las venas, pero se repetían una y otra vez que de momento estaban seguros y que pronto abandonarían aquel lugar. Tras estudiar detalladamente los dibujos que Zoe había realizado del campamento de Cristo, Gerson indicó que junto con Zoe y Thomas, se acercarían con el VEC, hasta la entrada principal y los amenazarían mientras que Brian y Rico se habrían internado antes en la propiedad, por la “puerta de atrás” liberando a los presos y sorprendiendo por la retaguardia a los miembros de la banda  de Cortés.


          A la mañana siguiente se levantaron temprano, pero a esas horas Gerson ya estaba en pié hacía rato, les dijo que había intentando conectar con alguien de nuevo por la emisora y que tras la intentona, había decidido trasladarla hasta el VEC, para usarla en el momento que  encontrasen un lugar seguro donde hacerlo. También había introducido las gallinas en una jaula y las había puesto a buen recaudo en el interior del vehículo. Todos desayunaron y mientras lo hacían Gerson puso la casa patas arriba, buscando objetos necesarios que se les hubiesen olvidado, también introdujo a Elvis el guacamayo en su jaula y lo dejo preparado para subirlo al VEC. Cuando todos terminaron de desayunar, los hizo vestirse con ropaje militar e incluso les dio cascos que deberían de usar una vez  asaltasen el campamento de Cristo, para según dijo: “causar más sensación”. Mientras Brian,  Zoe y Thomas se dirigían con los últimos bultos que debían de cargar hacia el VEC, Rico y Gerson fueron hasta la puerta de entrada, donde aún permanecía golpeando e intentando entrar el ejército de no muertos que allí habían dejado el día anterior.


          Una vez todo estuvo colocado en su sitio, Brian que era el encargado de arrancar el VEC y conducirlo hasta las inmediaciones de la puerta lo intentó hasta en tres ocasiones, siendo en la última cuando consiguió que aquel mastodonte de metal se pusiese a funcionar, no sin antes haber tosido una gran nube de humo negro debido al tiempo que se había mantenido sin funcionar. Rápidamente y gracias a las clases que había recibido por parte de Gerson, comenzó a avanzar metro a metro, hasta que lo detuvo en el límite que  habían dispuesto entre ambos, para la acción que ahora llevarían a cabo Rico y Gerson.


          Una vez vieron detenerse el VEC en el lugar indicado, ambos quitaron los pasadores de seguridad de las cuatro granadas de mano que llevaban y acto seguido las lanzaron contra la muchedumbre que se arremolinaba en torno a la puerta y única vía de escape. Fueron corriendo a refugiarse junto al VEC, pero antes de llegar cuatro explosiones los lanzaron de bruces contra el suelo, quedando aturdidos durante unos segundos. Aquellas granadas, habían hecho trizas la puerta y a la gran mayoría de los zombis de alrededores, rápidamente Thomas y Brian los ayudaron a introducirse dentro del VEC y acto seguido, este último enfiló el vehículo hacia donde segundos antes había una multitud enfurecida, que ansiaba devorarlos. Cuando cruzaron el umbral de la puerta la imagen era desoladora, cientos de cuerpos yacían esparcidos por doquier,  muchos de ellos, aun continuaban arrastrándose cuando les faltaba miembros, otros continuaban en pie, pero con heridas que desafiaban toda lógica medica. El VEC avanzaba sobre aquella alfombra de carne y huesos que crujía bajo sus seis enormes neumáticos. La explosiones habían incendiado varios de los vehículos que se encontraban cerca, también habían proyectado restos de aquellas criaturas  hasta la cuarta altura de los edificios colindantes.


          Gerson iba en el en el puesto de mando de la torreta giratoria, junto con Rico y en los puestos posteriores iba Zoe y Thomas. Gerson indicaba a Brian, por donde debía de avanzar, para salir hasta la carretera general que los llevaría dirección Albatera. Ahora el VEC  iba atropellando a todas aquellas criaturas que en un intento de alcanzar a sus ocupantes se acercaban demasiado, mientras tanto en la parte trasera, Thomas y Zoe mantenían a raya a los desdichados que se acercaban por los laterales, aunque nunca conseguirían encaramarse a lo alto del VEC, puesto que su lentitud y su aparente carencia de inteligencia se lo impedía. Resultaba un tanto macabro, ver como aquel monstruo de metal, al que Thomas había dotado de una cara terrorífica, iba “engullendo” a cualquier ser que se interponía en su camino. Lentamente, a la vez que iban alejándose de allí, la cantidad de zombis también disminuía, aunque algunos de los que habían sobrevivido a las fauces del VEC seguían tras él pero cada vez más alejados.


          En su camino hacia las afueras de la ciudad, pasaron junto al remolque que en su día había servido a Zoe de refugio y ésta se lo comunico a los chicos mientras veía poco a poco como se perdía en la distancia.  Aquel demonio de metal, conseguía desarrollar una velocidad que rondaba los noventa kilómetros por hora, pero Gerson aconsejó a Brian que redujese hasta los cuarenta kilómetros hora, para  mantenerlo bajo control a la hora de esquivar otros vehículos y con el propósito de ahorrar combustible, pese a que contaba con el depósito lleno por completo. Habían conseguido salir a la carretera que en unos kilómetros los llevaría hasta albatera y desde ahí, al refugio de Cristo serian unos cuarenta o cuarenta y cinco minutos, dependiendo de las dificultades que encontrasen en el trayecto. Todos iban en silencio, atentos a cualquiera de aquellos caminantes que esporádicamente aparecían entre los vehículos abandonados en la carretera. En pocos minutos, habían alcanzado el cruce de carreteras que les llevaría hasta albatera, si continuaban recto o bien si se desviaban a la izquierda irían hacia Torrevieja, atravesando todos los pueblos intermedios. En aquel cruce había  una gasolinera, en el margen izquierdo de la carretera y unos metros más adelante, a mano derecha estaban las ruinas de lo que antiguamente había sido una fábrica de cerámica.
*****
          Ortiz, había sido el primero en divisar el vehículo militar, que se acercaba desde Crevillente en la dirección que ellos se encontraban. Rápidamente salto de su puesto de vigilancia y a todo correr se dirigió al edificio de oficinas en el cual se encontraba Cristo y Mario organizando lo que sería la próxima salida que llevarían a cabo  en unos  días.
 -¡Rápido venid fuera, tenéis que ver esto!- grito desde la puerta
         
           A la carrera Cristo y Mario salieron del edificio y siguieron a Ortiz hasta el muro. Una vez allí pudieron comprobar cuál era el motivo de  qué Ortiz estuviese tan exaltado. A unos cien metros de allí un vehículo militar, con una horrible cara pintada en su morro, se dirigía hacia donde ellos se encontraban, Cristo mandó que todos se ocultasen, pero para cuando cayó en la cuenta ya era demasiado tarde,  aquel vehículo militar, se había detenido a unos escasos cuarenta metros de la puerta de entrada.
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          -¿estás segura de que esos vehículos de la puerta pertenecen a la banda de Cristo?- pregunto Gerson, al ver como Zoe había palidecido al ver aquellos vehículos tras las puertas de la antigua fábrica. Ésta asintió con un leve movimiento de cabeza, aunque comento que no estaban todos los vehículos de que disponían, solamente había tres. Brian detuvo el vehículo frente a la puerta de entrada, a la espera de que Gerson le dijese como proceder. Tras unos minutos de duda, Gerson índico a los muchachos que cogiesen sus armas y que se preparasen para entrar en aquel recinto, índico a Brian que se acercase lentamente hasta la puerta y que cuando estuviese junto a ella se detuviese.

          Dentro de la fábrica, la tensión era máxima todos los hombres de que disponía Cristo, estaban apostados tras las furgonetas con las armas preparadas y a la espera de que su jefe diese la orden de atacar, pero aquello nunca ocurriría, puesto que Cristo pese a la maldad que lo dominaba,  era consciente de que enfrentarse a un carro blindado con militares armados en su interior, era cosa de locos. Mientras tanto el VEC ya estaba detenido frente a la puerta…

          -¡Cristo Cortes!- gritó una potente voz desde el exterior
          -¡sabemos que estas en el interior, queremos hablar contigo, así que abre la puerta o la echaremos abajo!- continuo vociferando la voz desde el otro lado de la puerta  
        
           Ante aquella amenaza, y tras pensarlo detenidamente Cristo ordenó que apartasen los vehículos de la puerta y la abriesen, mientras él trataba de ganar tiempo…

          -¿Quién eres y como conoces mi nombre?- gritó mientras desatrancaban la puerta. 

          Pero nadie contestó… una vez la puerta estuvo abierta, aquel vehículo avanzo lentamente hasta el interior  de la fábrica y se detuvo, rápidamente las miradas de Gerson y Cristo se cruzaron y mantuvieron su primer combate visual, en el que ninguno de los dos retrocedió un ápice. El primero que habló fue Gerson
         
          -se que te has dedicado a retener a personas a las que has tratado como animales, violado y dejado morir a mano de los zombis- comenzó diciendo
          -actos que en otro tiempo te habrían supuesto la cárcel, pero supongo que eso lo sabrás de sobra puesto que has sido representante de la ley-
          -¡dime lo que buscas y terminemos de una vez!- le increpó Cristo
          -Está bien- contesto Gerson –quiero que liberes a todas las personas que retienes y en especial a un niño que se llama Abraham- sentenció

           El tiempo transcurría lentamente, en aquel tenso ambiente en el que ambos bandos se apuntaban mutuamente con multitud de armas, hasta que por fin Cristo contesto a Gerson, viendo la poderosa ametralladora que apuntaba de un lado a otro

          -está bien los liberaré- dijo Cristo, con la cara de quien se ha tenido que doblegar ante un rival superior a él, pero a cambio pidió que tendrían que entregarles aquel vehículo y parte de la comida que transportasen en él.

          -jajajaja- rió Gerson -solamente os concederé parte de la comida que llevamos, ni por asomo os entregaríamos ningún tipo de armas y mucho menos el vehículo, para eso tendríais que visitar Crevillente y elegir el modelo que mas os guste de los que allí hay abandonados, eso sí tener cuidado, puesto que está infectada de no muertos con muchas ganas de alimentarse-

          Cristo mandó  sacar a todos los retenidos mientras Thomas y Zoe tiraban desde el interior del VEC un par de mochilas con comida y agua. Cristo comenzó a reírse a carcajadas cuando por primera vez durante todo aquel enfrentamiento pudo ver a Zoe en la parte trasera de vehículo mirándolo fijamente con unos ojos que irradiaban un odio feroz hacia su persona.

          -debí de imaginar que tú estarías tras este altercado, pero estate tranquila que seguro que volveremos a vernos y entonces podré darte tu merecido- le dijo con voz burlona, mientras se daba la vuelta.

           Al cabo de varios minutos los supervivientes salían del lugar donde estaban retenidos y a la cabeza de ellos Abraham que salió corriendo a abrazarse con su hermana que había bajado del VEC para recibirlos, se fundieron en un fuerte abrazo, pero rápidamente Zoe lo hizo subir al VEC, saludó al resto de prisioneros mientras éstos subían a la furgoneta que Cristo les había entregado, eran muchos menos que cuando ella se encontraba presa también, pero no quería perder más tiempo averiguando que había pasado, porque odiaba estar  en  aquel lugar bajo la atenta de mirada de quienes la habían hecho sufrir tanto. Así que volvió a la seguridad del VEC, mientras Salomón, uno de los rehenes ponía en marcha la furgoneta y salía de aquel lugar rápidamente. Entre tanto Gerson y Cristo, se dedicaban las últimas palabras manteniéndose la mirada mutuamente, mascullando entre dientes Cristo dijo:

          -¡os encontraré y borrare esa sonrisa pretenciosa de tu boca, hijo de puta!- dirigiéndose a Gerson.

          Sin dejar de mirar a los ojos enrojecidos por la rabia de aquel despreciable ser humano, Gerson dedicó un saludo militar con una sonrisa de oreja a oreja y le dijo a Brian que diese media vuelta para salir de aquel lugar, mientras Brian movía el VEC Rico giraba en sentido contrario la torreta, para no dejar de apuntar a Cristo y sus hombres. Y de aquella manera se despidieron  de Cristo Cortés y su banda, en aquel primer enfrentamiento.