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miércoles, 4 de abril de 2012

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Los días siguientes, apenas pudo salir de aquel remolque, puesto que con la lluvia, la nieve y el frio, parecía haber cogido una gripe. Por suerte aquel lugar era bastante cálido, las veces en las que abrió las puertas del refugio, pudo comprobar con agrado, que ninguna de aquellas criaturas rondaba por los alrededores, en aquellos días pudo hacerse con lo que hasta ahora era su mejor arma, una espada japonesa, que había encontrado junto a un esqueleto al que le faltaba un brazo. Una vez en la seguridad de su refugio, comprobó que pese al tiempo que debía de estar la espada a la intemperie, conservaba un filo perfecto, por lo menos cuando la utilizaba contra las indefensas cajas de cartón.


          El cuarto día de encierro, decidió que se encontraba lo bastante bien, como para salir a recorrer aquella ciudad, en busca de algún superviviente, o algún lugar donde refugiarse con su hermano, cuando lograse rescatarlo. Recogió las latas que aun quedaban, las linternas  y se puso un enorme abrigo que había recogido del interior de de un vehículo abandonado junto al remolque, puesto que para su sorpresa la nieve había hecho acto de presencia en aquella zona en la que hacía años que no caía ni un solo copo de nieve y salió a las desiertas calles, no sin antes asegurar bien la puerta de su refugio, por si se veía obligada a volver a él. Tras el encontronazo que había tenido días atrás con el zombi en albatera y que a punto estuvo de costarle la vida, había aprendido a inspeccionar una y mil veces, el lugar al cual quería dirigirse, para evitar más sustos inesperados, así que a pesar de que las calles parecían completamente desiertas, su avance hacia el interior de la ciudad, era muy lento, por si aquello era poco, existían barricadas que debía de rodear, al cabo de unas horas de avanzar tortuosamente,  apenas había conseguido avanzar unos cientos de metros, estuvo tentada de entrar en algunos de los locales que antaño fueron bares o tiendas, con la intención de buscar algo de comida o bebida, pero la prudencia y el miedo pudieron más que el hambre y la sed.


Tras doblar una esquina sus 5 sentidos se activaron al instante, frente a ella al otro lado de la acera, uno de aquellos no muertos aparecía de pié, inmóvil cual estatua de piedra, lo único que delataba que estaba “vivo” era el movimiento de sus mandíbulas, las cuales parecían masticar a algún ser imaginario. Zoe se agachó junto a un coche sin perder de vista ni un instante al terrorífico ser, que al parecer aun no se había percatado de la presencia de una posible víctima, Zoe, continuaba intentando avanzar a escondidas, pensando que podría evitar el enfrentamiento con aquel zombi, pero en apenas unos segundos, pudo comprobar que aquella posibilidad se esfumaba por completo, puesto que al avanzar si perder de vista al zombi, golpeó ruidosamente un bote de refresco, acción que alertó en cuestión de decimas de segundo al zombi, que giró la cabeza hacia donde se encontraba Zoe, ésta vio como aquel monstruo se encaminaba hacia ella.


     A sabiendas de que huir no era una opción viable, porque podía ser peor el remedio que la enfermedad, Zoe se plantó ante aquel ser despreciable que se acercaba cada vez más a ella. Se quitó la mochila y cogió con ambas manos la espada que llevaba y temblando ante el monstruo que tenía enfrente, pero si retroceder ni un centímetro esperó el momento oportuno para realizar el ataque que la libraría de aquel ser asesino para siempre. Cuando apenas se encontraba a unos 3 metros de ella, Zoe separó las piernas para tener más estabilidad, giró el tronco echando hacia atrás la mano con la que en ese momento sujetaba la espada, y cuando calculó que era el momento oportuno descargó toda su fuerza en un tremendo golpe que consiguió atravesar  medio cráneo de aquél repugnante ser, que como días atrás en albatera quedo muerto al instante, éste cayó de rodillas ante Zoe, que aun respiraba apresuradamente debido a la tensión del momento. Instintivamente giró la cabeza en todas direcciones, para comprobar que su acción anterior no había atraído a otros inesperados invitados, para su alivio así fue. Tras recuperar el aliento y mirar el cadáver que tenía a sus pies, no pudo dejar de sentir la misma sensación de tristeza que días atrás sintió cuando acabó con su primer no muerto.


          En esta ocasión la sensación aun fue mayor, cuando comprobó que se trataba de una chica de su edad aproximadamente que al parecer tuvo un encuentro con otro de aquellos seres, porque tenía una herida en su hombro que dejaba a la vista parte de su clavícula derecha, aun llevaba una mochila a la espalda cargada con varios libros y libretas del instituto al que solía acudir. Zoe encontró el monedero y en el interior de éste a parte de dinero y varias tarjetas, había algunas fotos en las que aparecía aquella chica con el que debió de ser su novio ambos tirados en la arena de la playa abrazados. No encontró nada que le fuese de utilidad, así que decidió guardar el monedero con todo lo que contenía, en su mochila y tras conseguir sacar la espada del cráneo semi-partido y limpiarlo de lo que en otros tiempos debió de ser sangre, decidió que tenía que seguir buscando un lugar en el que guarecerse, cuando la noche estuviese cerca, andaba ya bastante desorientada como para volver al contenedor en el que había pasado los primeros días así que sin más dilación continuó avanzando,  por el camino encontró un kiosco, del que extrajo varias chocolatinas que según la fecha de caducidad, ya estaban pasadas, pero que en aquella ocasión, no desaprovecho y engulló rápidamente, se encontraba en una calle en la que la mayoría de los edificios eran casas con su jardincito y una valla de no mucha altura que separaba la casa de la calle, así que tras mucho mirar en una y otra por si detectaba cualquier movimiento extraño decidió entrar en una.

           Tras acercar a la valla un cubo de basura se encaramó a lo alto de este y sin dejar de mirar en todas direcciones saltó al interior de la vivienda, permaneciendo durante bastantes minutos inmóvil, con la intención de percatarse de cualquier movimiento sospechoso que pudiese representar alguna amenaza, pero nada de nada, la vivienda parecía completamente desierta. Para mayor seguridad, atranco la puerta de la entrada, pese a estar cerrada con llave. Una vez hecho esto avanzó por el pequeño jardín que conducía hacia la entrada de la vivienda. Todo parecía estar en orden y colocado en su lugar, solo el césped bastante más alto de lo habitual, delataba que hacía tiempo que nadie se encargaba de él. Dejó la mochila sobre la mesa del jardín y espada en mano, se encamino hasta la puerta de entrada, a su pesar únicamente podía abrirse con llave, dio varios empujones con el hombro, con el fin de intentar abrirla, pero lo único que consiguió fue hacerse daño.


          Decepcionada, se sentó en una de las sillas que había en el jardín, mientras pensaba como podría acceder al interior de la casa, a la vez que pensaba en como abrir la puerta, observaba el jardín donde se encontraba, junto a la pared que limitaba con la vivienda vecina, pudo observar un pequeño armario de jardín, de aquellos típicos que solían  vender en centros de bricolaje. Se acercó y lo abrió, en el interior pudo observar como había multitud de herramientas y varias latas de aceite de motor que supuso serian para el cortacésped, aunque ella no había visto ninguno aun. Sin nada que le fuese de utilidad para intentar forzar la puerta, se dirigió hacia una ventana que daba al jardín y desde la que podía ver el interior, tras mucho mirar para asegurarse de que no había nadie en el interior, comenzó a forzarla con la espada, hasta que al cabo de un par de minutos, consiguió abrirla de par en par.


          Desde el interior una bocanada de aire maloliente la golpeó en la cara, haciéndola dudar sobre si entrar o no, pero pronto se decidió y accedió al interior, se encontraba en el salón de la casa, en él había varios sofás con una mesa grande rodeada de sillas y una tv bastante más grande que la que ella tenía en casa de sus padres. En aquel salón, había dos puertas una de ellas, como sospechaba Zoe, era la que había intentado forzar hacia uno minutos, la otra daba a un pasillo así que con mucha cautela, comenzó a dirigirse hacia esta última. Para su desgracia, el suelo de la casa era de madera, cosa que le imposibilitaba andar sin hacer ruido, ya que a cada paso que daba éste crujía. Con el corazón latiendo al máximo de sus posibilidades Zoe, atravesó la puerta que daba al pasillo y pudo comprobar cómo éste continuaba solitario y sin signos de que hubiese nadie, abrió una puerta y resulto ser la cocina, también vacía, pese a tener bastante hambre y sed, pensó que antes de nada debía recorrer el resto de la casa para asegurarse bien. Salió de la cocina y continuo hacia el fondo del pasillo, un poco más adelante, en la pared de enfrente de la cocina, había otra puerta que también abrió, aquel olor que la había recibido cuando consiguió abrir la ventana, allí era mucho más penetrante, pero como pudo deducir enseguida se debía a la falta de agua en el fondo del váter, lo cual permitía que el olor de todas las cloacas de la ciudad escapase por aquel lugar. Cerró de nuevo la puerta del aseo y continuó andando algo más calmada, fue subiendo las escaleras que daban al piso superior y tras recorrerlo completamente pudo respirar tranquila, porque aquella vivienda, estaba definitivamente  vacía y sin signos de que nadie hubiese estado en ella hacía ya muchos meses. Pudo abrir la puerta que daba al jardín, con un juego de llaves que había colgadas en la pared junto a ésta, y también abrió la puerta del garaje en cuyo interior había una furgoneta, completamente relajada el resto del día se dedico a pensar en cómo podría salvar a su hermano de las manos de Cristo Cortés.


          Por suerte, el matrimonio que vivió en aquella casa, parecía bastante previsor, puesto que encontró grandes cantidades de comida en lata y multitud de botellas de agua que en aquellos tiempos era de agradecer, para su desgracia no todo eran buenas noticias puesto que la furgoneta del garaje no arrancaba y Zoe en temas de mecánica era una negada, así que no podría usarla para ir al recate de Abraham…


                                  

                                   No muy lejos de allí…


          Gerson, Brian, Rico y Thomas estaban asomados a lo alto de muro despidiéndose y cerciorándose de que llevaban todo lo necesario para la salida que iban a realizar. Tras aquellas breves comprobaciones y muchos abrazos de despedida después, los tres primeros bajaron hasta la calle, que aun permanecía con un manto blanco de la nevada caída durante la noche. Sharco desde el interior de la casa de Gerson, se despedía a su manera, ladrando y dando brincos, mientras que Thomas intentaba calmarlo para que no armase un escándalo que pudiese atraer a más zombis hasta allí. Cuando los tres muchachos desaparecieron de la vista de Thomas, este se encamino hacia lo alto del edificio donde estaban las emisoras, con la intención de enviar el primer mensaje de su particular misión.

1 comentario:

  1. Hola, te saludo y te envio mis cordiales felicitaciones por tu buen trabajo en este texto de zombies, tambien me agrada mucho la idea de escribir, hace medio año yo escribia un pequeño texto, no lo logre acabar debido a problemas que tuve y cosas de la escuela, pero tu puedes llegar a mas, sigue asi, mantente constante y recuerda que para eliminar un bloqueo mental de un escritor es bueno ponerse a escribir algo y luego inventarle y seguir inventandole, permitir que tu imaginacion fluya, a si, podras seguir escribiendo durante mas tiempo, y gracias por ponerme el enlace en mi muro de facebook, soy "Tacos de birria", para que me avises cuando sigas con el texto

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