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lunes, 29 de agosto de 2011

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Les costó un buen rato, y una gran cantidad  de mimos y silbidos, conseguir que Sharko saliese de la furgoneta, debía de haber pasado un trauma enorme, para que aquel magnifico ejemplar de Dogo Alemán, negro como la noche, salvo por una mancha de color blanco en el pecho, estuviese tan asustado. Una vez lo consiguieron, el camino ha casa lo hicieron a todo correr, puesto que llovía, como si nunca lo hubiese hecho antes, y el agua estaba tremendamente fría.

          Los muchachos, pese a la tensión, que habían sufrido horas antes y el agotamiento mental que tenían, se  encontraban muy contentos por que habían ampliado su familia, con Sharko, el animal con el paso de las horas y gracias a que el ambiente de la casa no era como el que había vivido las ultimas semanas, fue volviendo a coger confianza con los chicos. Los días se sucedían uno tras otro, con el mismo silencio reinante en la zona, aunque desde el incidente en la casa de Dimitri, no habían vuelto a ver a nadie, ni vivo ni zombi. Por fin llegó el gran día, 25 de diciembre Nochebuena, una velada que en otras circunstancias habría sido sinónimo de alegría y reencuentro con amigos y que muchas veces después de haber abandonado el orfanato, habían vuelto a pasar en él, tan entrañables fechas.

          Aquella Nochebuena iba a ser diferente, iba a marcar un antes y un después en la vida de los muchachos, por que aquella noche, acordarían que una vez hubiesen  pasado “las fiestas”, es decir el día 1 de enero, abandonarían la casa donde hasta ahora se habían refugiado e irían  en busca de otros supervivientes que como ellos hubiesen conseguido refugiarse con los militares, como había relatado Dimitri, o bien por su cuenta, como habían hecho ellos hasta ahora. Con el fin de acabar con aquel encierro, que aun siendo seguro, amenazaba con volverlos locos. Aquella noche, la verdad es que se pegaron un autentico festín, descongelaron embutidos, carne, bebieron cerveza vino y fueron pasando la noche entre anécdota y anécdota,  ajenos a la acongojante verdad, que les esperaba fuera de aquellos muros protectores.

          En los días previos a Nochevieja, estuvieron recogiendo todo lo que pensaban que les podría servir fuera de allí, revisaron las bicicletas, que todavía estaban en la parte trasera del coche desde la noche de su llegada,  llenaron dos mochilas con comida en lata y agua,  otra con la munición de que disponían en la vivienda. También metieron al coche, las 3 escopetas de que disponían, la pistola Tokarev de Dimitri, el machete y la porra, revisaron los niveles de aceite del motor, los neumático, he intentaron colocar el faro, que aun colgaba de los cables en la parte delantera…

          …………¡9! ¡10! ¡11!  ¡¡¡12!!! ¡Por fin había llegado el nuevo año! Los muchachos habían celebrado aquellas campanadas de una manera un tanto estrafalaria, como  la televisión no funcionaba, pusieron la cuenta atrás en el móvil y a falta de las campanadas, cuando restaban doce segundos para el nuevo año, fueron comiéndose las uvas que tenían en almíbar, aquella celebración distaba mucho de las que hasta entonces habían festejado, pero a ellos les pareció la mejor. Después de festejar el nuevo año, los chicos se fueron a dormir, el nuevo día, les deparaba sorpresas, y pocas de ellas iban a ser agradables.
        
           La primera mañana del nuevo año, apareció radiante, el cielo estaba completamente despejado, y aunque hacia frio el sol brillaba esplendido en lo alto de su trono. Mientras Rico, echaba un último vistazo a la casa, en busca de objetos útiles que se les hubiese olvidado recoger, Brian y Thomas sacaban el coche a la calle. Decidieron no desconectar las baterías que proporcionaban energía a los congeladores de la casa, por si algún día tenían que volver a ella, o si alguna persona entraba en la propiedad, en busca de cobijo y seguridad, mientras tanto Thomas cogió un cartón, y con un rotulador escribió en él: Estoy deshabitada, en mi interior, podrás encontrar cobijo  comida, y un lugar donde poder refugiarte.  Aprovecha lo que encuentres  y Buena suerte.

          Cuando regresó Rico, miraron tristemente la propiedad que tantas discusiones y alegrías les había costado levantar,  que tantos recuerdos encerraba entre sus paredes y decidieron que, aunque les doliese en el alma era la hora de partir. Cerraron la puerta corrediza y  pusieron rumbo a su antigua urbe, Elche, dejando tras de sí una estela de polvo que poco a poco se fue disipando. Salieron del camino, a una carretera general, y torcieron a la derecha, en dirección Elche. Hasta que cogieron la carretera no habían tropezado, con nada anormal, salvo una vegetación que comenzaba a apropiarse de la calle, por la falta de cuidados, pero una vez en ésta, comenzaron a darse cuenta de que la catástrofe, había sido de dimensiones hercúleas, en ambas direcciones había coches en mitad de la calzada, o en los arcenes unos con golpes que delataban tremendos accidentes, en algunos, a modo de broma macabra, podían verse relucir a la luz del sol, los cráneos de sus antiguos propietarios, otros simplemente estaban aparcados, como si sus dueños los hubiesen dejado  allí para volver enseguida,. Pero la gran capa de suciedad y oxido que los cubría, evidenciaba que llevaban mucho mas tiempo del que parecía  en aquella zona, sin moverse.

          Aunque la circulación, era practicable a pesar de que de vez en cuando, tenían que salir al arcén para poder avanzar, Brian conducía con bastante cautela, contemplando el paisaje, y pensando que después de la vida tan dura que él y sus hermanos, que era como consideraba a Rico y Thomas, habían llevado por que sus padres  habían decidido abandonarlos de pequeño, ahora les iba a tocar pelear pero para poder sobrevivir en aquel nuevo mundo, dominado por criaturas antinaturales, creadas por una maldita lluvia de meteoritos, Rico que iba en la parte de atrás con Sharco, se metía con él, pero no conseguía hacer que fuese mas rápido, Brian sabia que conservar el coche en buen estado, podría sacarles de mas de un apuro, próximamente y no quería arriesgar con prisas innecesarias.

          ¡Total, Según sabía él, nadie los estaba esperando en ningún sitio!, quizás ni siquiera hubiese zombis y también hubiesen muerto ellos al no haber seres humanos de los que alimentarse. Pero esa idea pronto abandonó la cabeza de Brian, una vez que habían conseguido alcanzar la ciudad, la escena que se levantaba ante sus ojos era dantesca, a modo de bienvenida y en mitad de la calle había, 2 zombis, deambulando como borrachos, sin sentido de la orientación, iban de un sitio a otro. Aquel par de zombis,  en su anterior vida, debían de trabajar en el centro comercial que había cerca de allí, pues iban ataviados con las ropas de trabajo de dicho lugar, algo debieron notar en sus putrefactas cabezas, por que pese a estar lejos de ellos, pronto giraron en la dirección del coche y con su tedioso bailoteo, se encaminaron hacia él.

2 comentarios:

  1. Yeee dimitri que haces, yo mañana pillo vacaciones ya. Podéis pasar por casa cuando queráis y tomamos algo aunque sea una coca-cola. Hoy es mi último dia de curro así que ahora me toca currar el doble en casa con la family etc...Te mandé una recomendación de un librito que ví por la web, supongo que ya sabías que existía. Bueno tu mega-novela zombiera sigue su curso, parece que está bien, de momento...a ver como acaba...Jaja, bueno meloncio, nos vemos por ahí. Elche, 4 golitos para empezar...tiembla porcules!!!!

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  2. Wow me gusta tu historia! me suscribo espero que te pases por mi blog. Un saludo y sigue con la historia! ^^

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