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domingo, 13 de noviembre de 2011

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Aquellos zombis, parecían haber estado a la espera de nuevas víctimas, por la extraña actitud que mostraban en el momento que nuestros chicos, se habían topado con ellos, entre aquella marea de muertos vivientes, se podían distinguir  como una gran cantidad de ellos, portaban el uniforme del ejército. Ahora estaban realmente convencidos de que en aquella ciudad se debió de librar una gran batalla, pero  aquellos avezados militares curtidos en guerras como las de Afganistán, Kosovo e Irak, habían sucumbido ante un enemigo silencioso pero letal.

          El cara a cara, entre No Muertos y nuestros chicos, apenas duro unas milésimas de segundo, que fue lo que aquella horda de monstruos, tardó en abalanzarse sobre ellos. Éstos presa del pánico ante la que se les venía encima, saltaron de la MTB´S y comenzaron la huida por las calles de aquella ciudad, que de golpe parecieron tomar “vida”, por todas partes y de todos los rincones, comenzaron a surgir espectros, que amenazaban con devorarlos al más mínimo error que cometiesen en su alocada huida, corrían tras Rico, que había sido el primero en salir huyendo, ante la imposibilidad de enfrentarse a tamaño ejército, la alocada carrera la cerraba Sharco, que se había erigido en protector del grupo, y cual perro pastor, no dejaba que ninguno de los 3 muchachos se separara del grupo. Avanzar por aquellas calles atestadas de obstáculos y cargados con las mochilas era bastante dificultoso, pero se encontraban en una situación en la que no podían permitirse el más mínimo retraso en su carrera, por que pese a ser torpes, sus perseguidores no parecían dar síntomas de cansancio.

          La huida, duraba ya casi 15 minutos, en los cuales habían perdido completamente la orientación y no sabían en qué lugar de aquella ciudad fantasma se encontraban. En más de una ocasión fueron derribados, por alguno de aquellos seres, pero la rápida intervención del resto del grupo evito males mayores, casi sin darse cuenta, habían logrado despistar a la masa principal de zombis, pero aun se veían muchos de aquellos seres, por los alrededores. Cansados y sin saber hacia dónde correr, se adentraron en una calle, que para su desgracia, carecía de salida alguna. Al final de ésta había una especie de parque, rodeado de unos altos muros y una puerta, que no conseguían mover ni unos centímetros. La única salida era volver al principio y seguir en otra dirección, pero para su desdicha, los zombis les habían seguido hasta aquella trampa mortal, preso de la desesperación por verse atrapado, Brian comenzó a disparar sobre la muchedumbre que se estaba arremolinado en la entrada de la calle, y que con desquiciante calma se dirigía hacia ellos.


          Aquellos disparos realizados desde la desesperación, eran más bien inútiles, puesto que para eliminar a aquellas alimañas era necesario destruir sus cabezas y la puntería de Brian en aquella situación era nula. Rico y Thomas intentaban tranquilizar a Brian, pero entre los dos apenas podían sujetarlo, debido al estado de terror en que se encontraba sumido. Sharco ladraba y gruñía como un diablo, pero aquellos seres no temían a nada ni a nadie. Apenas los separaban de aquellos monstruos una veintena de metros, cuando un chirrido a sus espaldas, los hizo volverse con la sangre helada en las venas.
 El disparo que efectuó Brian, a punto estuvo de matar a la persona que les abría la puerta, se quedaron estupefactos cuando éste les recriminó su acción a la vez que les apremiaba a que entrasen dentro para poder volver a cerrar de nuevo la pesada puerta.
     

          Los tres muchachos inclusive Sharco, parecían estatuas de piedra que se negaban a moverse, un nuevo grito de aquel extraño personaje les saco de su estupor y reaccionaron a tiempo para atravesar la puerta y ayudar a cerrarla de nuevo. Apenas a unos pocos centímetros de ellos y con la puerta de por medio había casi un centenar o más de aquellos monstruos hambrientos, que con sus embates parecía que iban a sacar las puertas de sus goznes, pero nada más lejos de la realidad, los anclajes que aquella puerta, eran perfectos, ésta se habría de manera lateral, deslizándose por sendas guías en la parte de arriba y en la de abajo y una vez cerrada se atrancaba con una robusta barra de hierro, que impedía que se deslizase.  Aquel individuo les instó a que se alejasen de allí, para evitar que aquellos seres se fuesen acumulando en mayor numero a las puertas de su refugio. A los muchachos, les pareció un tipo singular puesto que mientras se adentraban, en la espesura de aquella especie de bosque urbano, el tipo iba silbando como si nada ocurriese. Al cabo de varios minutos llegaron a un claro en el que se  alzaban 4 árboles sobre todos los demás y entre ellos había construida una ¡casa!


          Por lo que Thomas pudo deducir, se trataba de un Pino, un Eucalipto y dos Ficus Robusta, unos árboles que como su propio nombre indicaba, eran autenticas moles del reino vegetal. Pues entre ellos y a una altura de dos metros y medio o tres de altura, se hallaba la casa de aquel tipo. Se detuvieron y mientras aquel personaje acariciaba a Sharco comenzó a hablar con los muchachos. Les dijo que habían tenido mucha suerte de que hubiese oído los disparos que minutos antes habían efectuado puesto que  de no ser así, ahora mismo poco quedaría de ellos y de aquel magnifico animal. Se presentó, les dijo que se llamaba Gerson y que desde que la ciudad se quedo completamente en silencio tras la batalla que se había librado allí hacia meses,  no había vuelto a ver, ni a oír a ningún ser humano, salvo a aquellos monstruos, que desde hacia días se habían reunido en una céntrica calle del pueblo y allí permanecían, como en una especie de trance. También les contó que de vez en cuando abandonaba su refugio, para ir a buscar comida y algún objeto que le ayudase a sobrevivir, en ocasiones había recogido algún que otro animal, como un par de gallinas, que ahora mismo andaban sueltas por la propiedad, y de las que diariamente recogía huevos, que eran de agradecer en su dieta. Pero sin duda el animal que más alegría le había aportado en aquel encierro forzoso, era un guacamayo al cual había salvado de morir de hambre en la tienda de mascotas en la que estaba expuesto.


          Mientras bajaba la rampa de madera, que daba acceso a la casa del árbol, Brian también relató las aventuras que habían vivido desde que decidieron retirarse a su casa en el campo y de los acontecimientos que habían vivido desde que decidieron salir de ella. De como habían vuelto a internarse en Elche, sin encontrar rastro de algún superviviente…. Incluso le contó como habían visto  a un león devorar a una de aquellas cosas a escasos metros de ellos. Una vez dentro de la cabaña, los chicos se sorprendieron de lo espaciosa que era, pero sobre todo de lo cálido que se estaba en el interior de ésta. Gerson les invitó a que se sentaran, mientras servía tres vasos con agua, después abrió  una lata de comida para perros y se la puso delante a Sharco, que en menos de 30 segundos ya había dado buena cuenta de ella. Una vez hecho esto, se sentó en un sillón orejero bastante desgastado por el uso, como podían comprobar los muchachos y les comentó que en un rato dispondría la mesa para cenar, que mientras tanto charlarían, para conocerse mejor.