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miércoles, 14 de diciembre de 2011

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El tiempo comenzaba a empeorar fuera de la cabaña,  un tremendo relámpago ilumino el cielo durante unos segundos y al instante la lluvia hizo acto de presencia.
Rico preguntó, sobre como había sobrevivido hasta el momento actual y este fue el relato que Gerson les contó:


          Comenzó diciendo, que  durante casi 30 años había sido capitán de un barco mercante, y que en él había recorrido todo el mundo varias veces, pero que llegó el día en el que sencillamente se cansó de andar de un lugar a otro sin descansar nunca y decidió retirarse. Para ello se había autoimpuesto la condición de que debería de encontrar un lugar que le llenase tanto como  para vivir allí para siempre, y cansado de tanto lujo y ciudades tan multitudinarias como las que acostumbraba a visitar (Mónaco, Rio de Janeiro, Marbella, Dubái….) buscó una casa de campo, pero no llegó a encontrar lo que buscaba, hasta que por pura casualidad, descubrió aquel terreno en el que se encontraban actualmente, plagado de arboles y escombros, andamios hierros y demás materiales para la construcción, pese a todo aquello, aquel lugar lo enamoró.  Tras muchos tira y afloja, consiguió comprárselo a su actual dueño, que era un constructor que solo lo tenia para acumular trastos para sus proyectos. Poco a poco fue construyendo la casa del árbol,  levantando el alto muro que rodeaba toda la parcela plantando arboles, pavimentando, tirando un viejo cobertizo, construyendo otro nuevo etc. etc.
 

          Rico, que era el mas inquieto, le apremió para que contase como había vivido él, que el mundo se fuese al garete de la manera en que lo había hecho y que es lo que había sucedido, durante el tiempo que ellos habían estado aislados en la casa de la montaña.


          Gerson continúo con su relato…. Pues aquí realmente todo comenzó un poco antes de las Navidades, en la televisión se veían  a diario noticias del extranjero y de otras partes del país en las que se hacia referencia a la plaga que ahora asolaba el mundo, pero hasta que no la tuvimos a las puertas de nuestras casas, realmente no nos dimos cuenta de lo que sucedía. Yo, me encontraba comprando en un centro comercial próximo a Murcia, cuando de repente estalló la locura. La gente corría de un lugar a otro, sin sentido, gritando y atropellándose entre ellos, cuando por fin descubrí el por que de aquella locura colectiva. Se trataba de un grupo de tres de aquellas horribles criaturas, que estaban atacando a un hombre que para su desgracia andaba  con muletas, aquellos seres no se entretuvieron mucho con su primera victima, si no que continuaron atacando a cuantas personas se les ponían por delante. Así que yo opte por salir de aquella ratonera coger mi coche y volver a casa. Escapar de aquel lugar fue un caos, por que la gente andaba en cualquier dirección sin respetar nada. Vi como atropellaban a personas y hacían caso omiso de ello y la verdad es que yo tampoco me detuve a socorrerlos, tras un par de horas interminables y con el coche arrugado como una pasa, debido a la multitud de golpes que recibí, conseguí llegar a casa y aquí me refugié casi durante una semana sin salir, únicamente asomándome a lo alto del muro para ver que podía sacar en claro de todo el tumulto que se oía por todos lados.vi llegar al ejercito en multitud de vehículos tanto terrestres como aéreos, escuché explosiones, tiroteos, gritos, lamentos y al cabo de varios días… EL SILENCIO. Desde que escuche el ultimo tiro, hasta que me atreví a salir al exterior pasaron semanas en las cuales a través de la puerta y refugiado entre la maleza vi como aquellas criaturas habían tomado la ciudad.

          Esporádicamente, creía escuchar algún grito, pero no me atrevía a sobrepasar los muros. Pero todo cambio, en el momento que la comida comenzó a escasear en la despensa, momento en el cual me armé de valor y salí de aquí, no sin antes haberlo pensado mucho. En esa salida y en las sucesivas use una escala de cuerda que lanzaba a través del muro y una vez en el exterior, devolvía esta al interior de la propiedad, no sin antes dejar una cuerda de la que estiraba cuando volvía de mis fugaces escapadas. En aquellas primeras ocasiones, creo que ni siquiera llegue al final de la calle, me dedique a entrar en los comercios de aquí al lado y saquear todo lo que pude. En salidas sucesivas, fui ampliando mi área de influencia y mi arsenal, puesto que me iba haciendo con todas las armas que había esparcidas por doquier, con la esperanza de que algún día me sirviesen de algo.


          El temporal fuera era tal, que la casa parecía que de un momento a otro, se vendría al suelo. Al final del relato de Gerson, únicamente permanecían despiertos Brian y Sharco; Rico estaba durmiendo plácidamente apoyado en el hombro de Thomas, que también estaba durmiendo. Al final el sueño había vencido al hambre.


          Gerson dispuso en la mesa, varios platos, con comida de lata, calentada en un hornillo de gas, mientras Brian se había acercado a la ventana y  pensativo miraba hacia el exterior que permanecía tan oscuro como la boca de un lobo, salvo cuando algún relámpago, rasgaba el cielo con su brillante luz plateada. Mientras estuvieron comiendo ninguno dijo nada de nada, salvo Sharco que demostraba su malestar por que no había sido invitado al banquete con algún que otro ladrido lastimero. Una vez hubieron terminado la cena, Brian miro a Gerson y preguntó: ¿AHORA QUE?  Gerson miro  al chico y le dijo que explicase a que se refería con ese ¿ahora que? Este le contesto que cuales iban a ser los pasos a seguir desde aquel momento, comentándole a Gerson que la idea que ellos tenia desde que abandonaron el refugio en su casa de campo, era el de encontrar a supervivientes y que ahora que lo habían encontrado a él, no tenían previsto de quedarse allí para siempre………..

          Gerson, comenzó a reírse a carcajadas, mientras intentaba explicar a Brian, la idea que tenia en mente desde hacia bastante tiempo. Pero le dijo que tendría que esperar al nuevo día, en el que sus hermanos estuviesen despiertos, para que ellos también pudiesen oír lo que tenia que contarles; mientras tanto le ofreció  una habitación en la que descansar hasta la mañana siguiente.