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viernes, 27 de abril de 2012

***** 15 *****


          Zoe les contó que  junto a  su hermano pequeño Abraham, habían sido “rescatados” por Cristo Cortes y sus hombres del interior del ayuntamiento de Albatera,  lugar en el que se habían escondido, después de haber estado huyendo durante días de aquellas cosas que les acechaban por todas partes. Con lágrimas en los ojos relataba a las torturas a las que había sido sometida tanto ella como el resto de personas que Cristo había “liberado” de las calles. Estaban mal alimentados, pasaban frio, dormían hacinados unos sobre otros en el suelo de las caballerizas de la finca en la que estaban retenidos. En más de una ocasión habían violado a alguna de las mujeres que allí había, por suerte a ella  nunca forzaron.
 

          Mientras todos escuchaban el relato que Zoe contaba en silencio, Rico,  gritaba y maldecía en voz alta a Cristo, por tratar a gente indefensa de aquella manera, y más en la situación que se encontraba la humanidad en aquel momento, mientras tanto Zoe seguía contando, que eran usados para ir a la ciudad en busca de provisiones y que en una de aquellas salidas, habían dejado morir a manos de aquellas criaturas a una chica, que tras haber sido forzada sexualmente por Ortiz, uno de los secuaces de Cristo, había arrancado de cuajo una oreja de su agresor; aquella acción la condenó a  muerte. Zoe hizo una pausa en el relato y lloró amargamente ante el recuerdo de su amiga tirada en el suelo rodeada de no muertos, mientras la furgoneta se alejaba de ella en direcciona a la granja.


          Brian se levantó del sofá, se acercó a la afligida muchacha y suavemente la envolvió entre sus brazos, susurrándole al oído que aquel despreciable ser humano, pagaría por todos los pecados que hubiese cometido, pero que tenía que ser fuerte  y confiar en que todos los allí presentes iban a esforzarse al máximo porque así fuese. Tranquilizada por el reconfortante abrazo de su nuevo compañero, Zoe continuó describiendo con todo lujo de detalles, cual era la disposición de los edificios de la granja y cuantos hombres armados había en ella.

*****

          -¡¡ quiero vigilancia las veinticuatros horas del día!!- con  esa tajante frase Cristo, dio la bienvenida a su grupo, a aquella nueva propiedad, no estaba dispuesto a que volviesen a cometer los mismo errores que les habían empujado a abandonar su primer refugio.  El problema, de aquel nuevo refugio es que carecía de los árboles frutales que hasta ahora les habían servido de alivio, en su limitada dieta. Contando con el jodido niño, los supervivientes apenas eran una decena. Desnutridos y muertos de miedo, de poco servirían si no los cuidaba y alimenta bien en la medida de lo posible, así que decidió que estarían sin salir a por víveres hasta que viese peligrar la provisiones que habían conseguido salvar de su anterior escondite.

           Hasta ese día, “vivirían a cuerpo de rey”. Subió a la primera planta y ocupó la oficina del “jefe” tal y   como rezaba un cartelito que había sobre el umbral de la puerta. Al parecer aquella oficina, había sido utilizada en otras ocasiones, puesto que las pareces aprecian llenas de grafitis y el suelo estaba alfombrado de latas y colillas de sus antiguos inquilinos. Tiró varias revistas que había en el deteriorado sofá que era parte del escaso mobiliario de aquella oficina y se tumbó en él, antes había encomendado a Mario todas las labores de organización de su nueva base de operaciones.

*****
         

          En “villa Gerson” que era como denominaba Rico a la casa de éste, los acontecimientos se precipitaban rápidamente. En la puerta de entrada a la propiedad, cada vez era mayor el número de no muertos que se daba cita, atraídos por algo que nuestros chicos desconocían. Aquellos seres, debían de tener algún sentido que les permitía sentir, u oler a los seres vivos, cosa que hasta el momento desconocían, habían cargado multitud de víveres en el interior del VEC, que Thomas había remozado para la ocasión. También habían cargado todas las armas que Gerson, había logrado acumular durante sus múltiples salidas. Prácticamente al finalizar el día, tenían todo lo que supuestamente necesitarían cargado en el poderoso vehículo, que aguardaba silencioso e inmóvil  en el cobertizo que hasta ahora había sido su hogar. Antes de retirarse al interior de la casa-árbol, habían intentado localizar a mas supervivientes por mediación de los mensajes enviados a través de la emisora, con el mismo resultado que en ocasiones anteriores. Se habían tenido que  exponer de nuevo ante la marabunta de zombis  que les aguardaban en el exterior, para comprobar que aquella puerta se mantenía firme pese a la multitud que la zarandeaba desde el otro lado.
        

           La visión de aquel ejército de monstruos descarnados  que les aguardaban era terrorífica, pero aquella sería la última noche que iban a pasar en aquel lugar, porque  a la mañana siguiente, tenían previsto salir al rescate de Abraham. Aquella horda caníbal producía un sonido mezcla de excitación y desesperación tal que les helaba la sangre en las venas, pero se repetían una y otra vez que de momento estaban seguros y que pronto abandonarían aquel lugar. Tras estudiar detalladamente los dibujos que Zoe había realizado del campamento de Cristo, Gerson indicó que junto con Zoe y Thomas, se acercarían con el VEC, hasta la entrada principal y los amenazarían mientras que Brian y Rico se habrían internado antes en la propiedad, por la “puerta de atrás” liberando a los presos y sorprendiendo por la retaguardia a los miembros de la banda  de Cortés.


          A la mañana siguiente se levantaron temprano, pero a esas horas Gerson ya estaba en pié hacía rato, les dijo que había intentando conectar con alguien de nuevo por la emisora y que tras la intentona, había decidido trasladarla hasta el VEC, para usarla en el momento que  encontrasen un lugar seguro donde hacerlo. También había introducido las gallinas en una jaula y las había puesto a buen recaudo en el interior del vehículo. Todos desayunaron y mientras lo hacían Gerson puso la casa patas arriba, buscando objetos necesarios que se les hubiesen olvidado, también introdujo a Elvis el guacamayo en su jaula y lo dejo preparado para subirlo al VEC. Cuando todos terminaron de desayunar, los hizo vestirse con ropaje militar e incluso les dio cascos que deberían de usar una vez  asaltasen el campamento de Cristo, para según dijo: “causar más sensación”. Mientras Brian,  Zoe y Thomas se dirigían con los últimos bultos que debían de cargar hacia el VEC, Rico y Gerson fueron hasta la puerta de entrada, donde aún permanecía golpeando e intentando entrar el ejército de no muertos que allí habían dejado el día anterior.


          Una vez todo estuvo colocado en su sitio, Brian que era el encargado de arrancar el VEC y conducirlo hasta las inmediaciones de la puerta lo intentó hasta en tres ocasiones, siendo en la última cuando consiguió que aquel mastodonte de metal se pusiese a funcionar, no sin antes haber tosido una gran nube de humo negro debido al tiempo que se había mantenido sin funcionar. Rápidamente y gracias a las clases que había recibido por parte de Gerson, comenzó a avanzar metro a metro, hasta que lo detuvo en el límite que  habían dispuesto entre ambos, para la acción que ahora llevarían a cabo Rico y Gerson.


          Una vez vieron detenerse el VEC en el lugar indicado, ambos quitaron los pasadores de seguridad de las cuatro granadas de mano que llevaban y acto seguido las lanzaron contra la muchedumbre que se arremolinaba en torno a la puerta y única vía de escape. Fueron corriendo a refugiarse junto al VEC, pero antes de llegar cuatro explosiones los lanzaron de bruces contra el suelo, quedando aturdidos durante unos segundos. Aquellas granadas, habían hecho trizas la puerta y a la gran mayoría de los zombis de alrededores, rápidamente Thomas y Brian los ayudaron a introducirse dentro del VEC y acto seguido, este último enfiló el vehículo hacia donde segundos antes había una multitud enfurecida, que ansiaba devorarlos. Cuando cruzaron el umbral de la puerta la imagen era desoladora, cientos de cuerpos yacían esparcidos por doquier,  muchos de ellos, aun continuaban arrastrándose cuando les faltaba miembros, otros continuaban en pie, pero con heridas que desafiaban toda lógica medica. El VEC avanzaba sobre aquella alfombra de carne y huesos que crujía bajo sus seis enormes neumáticos. La explosiones habían incendiado varios de los vehículos que se encontraban cerca, también habían proyectado restos de aquellas criaturas  hasta la cuarta altura de los edificios colindantes.


          Gerson iba en el en el puesto de mando de la torreta giratoria, junto con Rico y en los puestos posteriores iba Zoe y Thomas. Gerson indicaba a Brian, por donde debía de avanzar, para salir hasta la carretera general que los llevaría dirección Albatera. Ahora el VEC  iba atropellando a todas aquellas criaturas que en un intento de alcanzar a sus ocupantes se acercaban demasiado, mientras tanto en la parte trasera, Thomas y Zoe mantenían a raya a los desdichados que se acercaban por los laterales, aunque nunca conseguirían encaramarse a lo alto del VEC, puesto que su lentitud y su aparente carencia de inteligencia se lo impedía. Resultaba un tanto macabro, ver como aquel monstruo de metal, al que Thomas había dotado de una cara terrorífica, iba “engullendo” a cualquier ser que se interponía en su camino. Lentamente, a la vez que iban alejándose de allí, la cantidad de zombis también disminuía, aunque algunos de los que habían sobrevivido a las fauces del VEC seguían tras él pero cada vez más alejados.


          En su camino hacia las afueras de la ciudad, pasaron junto al remolque que en su día había servido a Zoe de refugio y ésta se lo comunico a los chicos mientras veía poco a poco como se perdía en la distancia.  Aquel demonio de metal, conseguía desarrollar una velocidad que rondaba los noventa kilómetros por hora, pero Gerson aconsejó a Brian que redujese hasta los cuarenta kilómetros hora, para  mantenerlo bajo control a la hora de esquivar otros vehículos y con el propósito de ahorrar combustible, pese a que contaba con el depósito lleno por completo. Habían conseguido salir a la carretera que en unos kilómetros los llevaría hasta albatera y desde ahí, al refugio de Cristo serian unos cuarenta o cuarenta y cinco minutos, dependiendo de las dificultades que encontrasen en el trayecto. Todos iban en silencio, atentos a cualquiera de aquellos caminantes que esporádicamente aparecían entre los vehículos abandonados en la carretera. En pocos minutos, habían alcanzado el cruce de carreteras que les llevaría hasta albatera, si continuaban recto o bien si se desviaban a la izquierda irían hacia Torrevieja, atravesando todos los pueblos intermedios. En aquel cruce había  una gasolinera, en el margen izquierdo de la carretera y unos metros más adelante, a mano derecha estaban las ruinas de lo que antiguamente había sido una fábrica de cerámica.
*****
          Ortiz, había sido el primero en divisar el vehículo militar, que se acercaba desde Crevillente en la dirección que ellos se encontraban. Rápidamente salto de su puesto de vigilancia y a todo correr se dirigió al edificio de oficinas en el cual se encontraba Cristo y Mario organizando lo que sería la próxima salida que llevarían a cabo  en unos  días.
 -¡Rápido venid fuera, tenéis que ver esto!- grito desde la puerta
         
           A la carrera Cristo y Mario salieron del edificio y siguieron a Ortiz hasta el muro. Una vez allí pudieron comprobar cuál era el motivo de  qué Ortiz estuviese tan exaltado. A unos cien metros de allí un vehículo militar, con una horrible cara pintada en su morro, se dirigía hacia donde ellos se encontraban, Cristo mandó que todos se ocultasen, pero para cuando cayó en la cuenta ya era demasiado tarde,  aquel vehículo militar, se había detenido a unos escasos cuarenta metros de la puerta de entrada.
***** 
          -¿estás segura de que esos vehículos de la puerta pertenecen a la banda de Cristo?- pregunto Gerson, al ver como Zoe había palidecido al ver aquellos vehículos tras las puertas de la antigua fábrica. Ésta asintió con un leve movimiento de cabeza, aunque comento que no estaban todos los vehículos de que disponían, solamente había tres. Brian detuvo el vehículo frente a la puerta de entrada, a la espera de que Gerson le dijese como proceder. Tras unos minutos de duda, Gerson índico a los muchachos que cogiesen sus armas y que se preparasen para entrar en aquel recinto, índico a Brian que se acercase lentamente hasta la puerta y que cuando estuviese junto a ella se detuviese.

          Dentro de la fábrica, la tensión era máxima todos los hombres de que disponía Cristo, estaban apostados tras las furgonetas con las armas preparadas y a la espera de que su jefe diese la orden de atacar, pero aquello nunca ocurriría, puesto que Cristo pese a la maldad que lo dominaba,  era consciente de que enfrentarse a un carro blindado con militares armados en su interior, era cosa de locos. Mientras tanto el VEC ya estaba detenido frente a la puerta…

          -¡Cristo Cortes!- gritó una potente voz desde el exterior
          -¡sabemos que estas en el interior, queremos hablar contigo, así que abre la puerta o la echaremos abajo!- continuo vociferando la voz desde el otro lado de la puerta  
        
           Ante aquella amenaza, y tras pensarlo detenidamente Cristo ordenó que apartasen los vehículos de la puerta y la abriesen, mientras él trataba de ganar tiempo…

          -¿Quién eres y como conoces mi nombre?- gritó mientras desatrancaban la puerta. 

          Pero nadie contestó… una vez la puerta estuvo abierta, aquel vehículo avanzo lentamente hasta el interior  de la fábrica y se detuvo, rápidamente las miradas de Gerson y Cristo se cruzaron y mantuvieron su primer combate visual, en el que ninguno de los dos retrocedió un ápice. El primero que habló fue Gerson
         
          -se que te has dedicado a retener a personas a las que has tratado como animales, violado y dejado morir a mano de los zombis- comenzó diciendo
          -actos que en otro tiempo te habrían supuesto la cárcel, pero supongo que eso lo sabrás de sobra puesto que has sido representante de la ley-
          -¡dime lo que buscas y terminemos de una vez!- le increpó Cristo
          -Está bien- contesto Gerson –quiero que liberes a todas las personas que retienes y en especial a un niño que se llama Abraham- sentenció

           El tiempo transcurría lentamente, en aquel tenso ambiente en el que ambos bandos se apuntaban mutuamente con multitud de armas, hasta que por fin Cristo contesto a Gerson, viendo la poderosa ametralladora que apuntaba de un lado a otro

          -está bien los liberaré- dijo Cristo, con la cara de quien se ha tenido que doblegar ante un rival superior a él, pero a cambio pidió que tendrían que entregarles aquel vehículo y parte de la comida que transportasen en él.

          -jajajaja- rió Gerson -solamente os concederé parte de la comida que llevamos, ni por asomo os entregaríamos ningún tipo de armas y mucho menos el vehículo, para eso tendríais que visitar Crevillente y elegir el modelo que mas os guste de los que allí hay abandonados, eso sí tener cuidado, puesto que está infectada de no muertos con muchas ganas de alimentarse-

          Cristo mandó  sacar a todos los retenidos mientras Thomas y Zoe tiraban desde el interior del VEC un par de mochilas con comida y agua. Cristo comenzó a reírse a carcajadas cuando por primera vez durante todo aquel enfrentamiento pudo ver a Zoe en la parte trasera de vehículo mirándolo fijamente con unos ojos que irradiaban un odio feroz hacia su persona.

          -debí de imaginar que tú estarías tras este altercado, pero estate tranquila que seguro que volveremos a vernos y entonces podré darte tu merecido- le dijo con voz burlona, mientras se daba la vuelta.

           Al cabo de varios minutos los supervivientes salían del lugar donde estaban retenidos y a la cabeza de ellos Abraham que salió corriendo a abrazarse con su hermana que había bajado del VEC para recibirlos, se fundieron en un fuerte abrazo, pero rápidamente Zoe lo hizo subir al VEC, saludó al resto de prisioneros mientras éstos subían a la furgoneta que Cristo les había entregado, eran muchos menos que cuando ella se encontraba presa también, pero no quería perder más tiempo averiguando que había pasado, porque odiaba estar  en  aquel lugar bajo la atenta de mirada de quienes la habían hecho sufrir tanto. Así que volvió a la seguridad del VEC, mientras Salomón, uno de los rehenes ponía en marcha la furgoneta y salía de aquel lugar rápidamente. Entre tanto Gerson y Cristo, se dedicaban las últimas palabras manteniéndose la mirada mutuamente, mascullando entre dientes Cristo dijo:

          -¡os encontraré y borrare esa sonrisa pretenciosa de tu boca, hijo de puta!- dirigiéndose a Gerson.

          Sin dejar de mirar a los ojos enrojecidos por la rabia de aquel despreciable ser humano, Gerson dedicó un saludo militar con una sonrisa de oreja a oreja y le dijo a Brian que diese media vuelta para salir de aquel lugar, mientras Brian movía el VEC Rico giraba en sentido contrario la torreta, para no dejar de apuntar a Cristo y sus hombres. Y de aquella manera se despidieron  de Cristo Cortés y su banda, en aquel primer enfrentamiento.

jueves, 19 de abril de 2012

***** 14 *****


A los pocos metros los alcanzó y tras disculparse por su comportamiento, les pidió poder acompañarlos. Los tres chicos asintieron al unísono y rápidamente reanudaron la vuelta a paso acelerado, puesto que ya comenzaban a ver a multitud de aquellos seres rondando por los alrededores con no muy buenas intenciones. Tuvieron que deshacerse de varios muertos vivientes, que encontraron al girar la esquina que daba acceso a la calle donde se encontraba la casa de Gerson, en aquella ocasión los atacantes, eran o habían sido dos niños, pero eran exactamente igual de agresivos que si de unos adultos se tratase . Llamaron a Thomas por radio, para decirle que se encontraban cerca y que saliese a abrirles la puerta lo más rápido posible, porque la situación se tornaba complicaba allí afuera. Thomas saltó desde lo alto del VEC y salió a todo correr en dirección a la puerta, Sharco lo seguía de cerca lanzando multitud de ladridos, presa de la excitación.


          Al llegar a la puerta,  Thomas la abrió y les animó a que entrasen rápidamente, puesto que una docena de aquellos seres, comenzaban a asomar por el final de la calle. Por algún motivo que Thomas desconocía, aquellos que se acercaban directos hacia su posición eran más rápidos que los que él había visto hasta ahora. Les dio el tiempo suficiente para entrar, cerrar y asegurar la puerta, por que aquellas criaturas habían cruzado la calle, extremadamente rápido. Golpeaban e introducían sus esqueléticos brazos a través de los barrotes, intentando alcanzar a alguno de los que había al otro lado. Brian desenfundó su arma con la intención de abatirlos a tiros, pero rápidamente Gerson intervino y evito que lo hiciese, explicándole que el sonido de los disparos, solamente conseguiría atraer a más de aquellas cosas hasta allí. Se dieron la vuelta y se encaminaron hacia el interior de la propiedad, para dejar de ser visibles a los no muertos. Mientras se dirigían a la casa del árbol Gerson y Rico hablaban con la desconocida, que al final se presentó con el nombre de Zoe. Thomas apartó disimuladamente a Brian del resto de grupo, para contarle que durante su ausencia, había descubierto algunas cosas que no encajaban con la versión que Gerson les había contado.

*****


          Lejos de allí Cristo maldecía su suerte, a la vez que golpeaba violentamente el salpicadero de la furgoneta, había ordenado a Mario detenerse junto a los demás vehículos que habían conseguido salvar del ataque de los no muertos, hizo que todos los que habían logrado salir de aquel infierno se apeasen de los vehículos, para poder ver que había quedado de su grupo y de la gente a la cual retenía. Al parecer las mayores bajas eran entre los retenidos, faltaban más de la mitad.  De su grupo únicamente echaba de menos a dos hombres, así que ahora su “ejercito” como a él le gustaba denominarlo, se había visto reducido a doce hombres y él. En aquel momento se sentía frustrado, puesto que se encontraba en medio de la nada, con los no muertos pululando por todas partes y sin saber hacia dónde dirigirse. Tenía claro que internarse en las ciudades, era un autentico suicidio, pero también había resultado un fracaso estar en las afueras. Frente a ese dilema no sabía cómo actuar en aquel momento.


          Su cabeza funcionaba a mil por hora, debía de dirigirse a un lugar que pudiese defender y que no estuviese alejado de aquellas malditas ciudades, porque necesitaba surtirse de la comida y el agua que en ellas aun había. Al final decidió que los próximos días  acamparían en una antigua fábrica de cerámica, que se encontraba en dirección a Crevillente, que  pese a estar abandonada hacía algunos años contaba con un edificio de oficinas donde poder guarecerse y si no recordaba mal, estaba completamente rodeada por un alto muro. Otra ventaja de establecerse en aquella antigua fábrica, era que se encontraba a mitad de camino de dos ciudades, por lo cual siempre tendrían más oportunidades de poder abastecerse en una o en la otra, sin un gasto excesivo de combustible, así que rápidamente dio la orden y los cuatro vehículos que formaban aquella caravana, se pusieron en marcha hacia su nuevo refugio. El camino hasta llegar a la fábrica, fue bastante accidentado, puesto que atravesar Albatera, nunca resultaba fácil, pese que lo habían hecho en otras ocasiones anteriormente.


          Pero aquel día, uno de los vehículos tras atropellar a varios de aquellos zombis, se detuvo de golpe, acción que  condenó a sus ocupantes a una muerte atroz, puesto que las órdenes de Cristo eran salir de allí cuanto antes sin detenerse bajo ninguna circunstancia. Los demás supervivientes asistieron impotentes a la escena que ocurría tras ellos al tiempo que se alejaban. Alguno  de los pasajeros de la furgoneta averiada, enloquecido al verse atrapado entre semejante marabunta, abrió las puertas con la intención de escapar, consiguiendo facilitarle la caza a los zombis, pues en cuestión de segundos se  habían introducido en el interior del vehículo, organizando una autentica carnicería. Alcanzaron la antigua fábrica trascurrido un par de horas desde lo acontecido en la granja. Cristo detuvo los coches  frente a la puerta de entrada, que permanecía firmemente cerrada con una gruesa cadena y un candado. Mandó a Ortiz, otro de sus secuaces a que sacara de la parte trasera de la furgoneta una cizalla, con la cual forzarían dicha cadena, para poder entrar.


          Tras un primer rastreo por la propiedad, Cristo comenzó a pensar que había hecho lo correcto yendo hasta allí, el muro que rodeaban la fabrica era robusto y bastante alto. Aparte  la única entrada a la propiedad, era la puerta que acababan de forzar. Observó que había un edificio de oficinas que se encontraba en buenas condiciones, un par de almacenes y el  horno donde se fabricaba la cerámica, con su característica chimenea de ladrillos rojos y unos veinte metros de altura. Así que Cristo se reafirmo en que aquel era un buen lugar, donde incluso podrían quedarse definidamente. Mando cerrar de nuevo la puerta y atravesar dos de las furgonetas, para que resultase imposible abrirla desde el exterior, por otra horda de caminantes.    


*****     


          Tras las presentaciones pertinentes, Thomas y Brian habían salido de la casa-árbol con la excusa de lanzar de nuevo un mensaje por la emisora. Realmente iban a hablar de lo que Thomas había descubierto sobre Gerson. Thomas le contó que había encontrado un baúl en el cobertizo que contenía documentos oficiales del gobierno y una identificación oficial del CNI que acreditaba a Gerson como  trabajador  del Centro Nacional de Inteligencia. Versión que distaba mucho de la que Gerson les había contado sobre que había sido capitán de un barco de la marina mercante y de que ya se estaba jubilado.


         A la vista de aquella revelación, Brian dijo que inmediatamente, tenían que hablar con Gerson, para averiguar el motivo por el cual les había mentido. Y sin pensarlo dos veces Brian se encaminó de nuevo hacia la casa-árbol, seguido por Thomas. Cuando accedieron al interior, lo encontraron contando otra de sus batallitas a Zoe y Rico. Sin mediar palabra, se plantó frente a él y le entrego la acreditación que Thomas había encontrado en el cobertizo, Gerson al principio pareció sorprenderse, pero tras mirar la cara de enfado de Brian, pensó que de nada le servía seguir con la mentira y que debía de contarles toda la verdad, puesto que aquellos chicos,  habían demostrado que eran de confianza, y si iban a seguir juntos durante mucho tiempo como así parecía, debía de ponerlos al día, para que supiesen realmente que es lo que había ocurrido. Así que los invitó a que se sentasen en el sofá, mientras él hizo lo propio en su sillón


          Tras  disculparse ante ellos, pidió que no lo juzgasen sin saber realmente, porque les había mentido. Así que comenzó a contar toda la verdad a los chicos.


          “todo comenzó hará unos tres años, el centro nacional de inteligencia, junto con los  servicios secretos de otros países, estábamos al corriente de que una secta  apocalíptica llamada “Nuevo Amanecer” que extendía sus vínculos por  muchos países, se encontraba en posesión de una cepa vírica creada genéticamente para  atentar con ella a nivel mundial, puesto que su líder creía firmemente  que la humanidad tenía que ser erradicada de la faz de la tierra y que solo los pertenecientes a la  secta se salvarían, por mediación de unos seres extraterrestres que vendrían el día del juicio final.


           Nunca supimos cuando pensaban actuar, puesto que los seguidores de dicha secta que deteníamos tratando de introducir viales con la cepa en múltiples países se negaban a hablar, incluso en varias ocasiones habían conseguido suicidarse en las cárceles donde se les retenía. Hará un año y pico, cuando se anuncio que una lluvia de meteoritos caería sobre la tierra, con consecuencias desconocidas la actividad de los sectarios se vio acelerada, puesto que según su líder, en dichos meteoritos seria en los que viniesen los seres extraterrestres que ellos adoraban, y que los salvarían de la destrucción.


          Cientos de agentes como yo, seguíamos a otros tantos acólitos de la secta, con la intención de detenerlos antes de que consiguiesen atentar, pero eran tan numerosos que el día de la lluvia de meteoritos llegó y con ella, esta secta cometió el mayor acto terrorista de la historia de la humanidad. Aquella cepa viral que debía de eliminar a toda la humanidad, fue liberada, aunque al final resulto ser ineficaz contra los seres humanos………. Mientras estuviésemos vivos. Una vez muertos aquel virus se adueñaba del cerebro carente de vida y lo reanimaba,  con un único instinto…… MATAR a todo ser vivo. Yo me encontraba en la zona persiguiendo a uno de los terroristas, pero consiguió esparcir su virus letal, antes de que pudiese detenerlo. El resto fue cuestión de esperar……. Asesinatos, accidentes, muertes naturales…. hicieron que miles de personas infectadas por aquel virus se volviesen a levantar, sembrado el pánico por todo el planeta.


           Rápidamente los gobiernos hicieron correr la noticia, de que aquella lluvia de meteoritos había traído un virus o una bacteria extraterrestre, que hacia  enloquecer a la gente y la volvía agresiva. Todo fue una cortina de humo con la que desviar la atención, mientras intentaban encontraba una vacuna para  dicho virus, pero todo fue en vano, por que los resucitados multiplicaban su número día tras día.  Se trato de localizar al líder de “nuevo Amanecer” pero ningún país consiguió dar con la ubicación de su cuartel general.  Algunos servicios de inteligencia indicaban que se encontraba en las montañas de Afganistán, otros  que en alguna población del centro de marruecos, otros incluso hablaban de que posiblemente estuviese en alguna de las islas existentes en la Antártida. Pero todo eran indicios sin ninguna fiabilidad. Tras los acontecimientos que sucedieron al impacto de los meteoritos, poco a poco la comunicación con Madrid fue volviéndose cada vez más dificultosa. En una de las últimas llamadas que recibí, me ordenaron encontrar un lugar seguro donde poder refugiarme, para en un futuro localizarme y trasladarme a la capital. Pero hace tiempo el emisor que debía de servir para localizarme, dejo de funcionar, así que decidí valerme por mi mismo e intentar llegar a Madrid, por mis propios medios. Os mentí, porque en las circunstancias en las que vivimos actualmente no sabemos con quien vamos a dar, y preferí asegurarme de que erais gente de fiar.


          Tras finalizar su explicación Gerson volvió a pedir perdón por haberlos engañado y seguidamente  expuso la historia que Zoe, había contado a Rico y a él. Muy pronto tendrían que realizar una salida para rescatar a Abraham, el hermano de Zoe y quería saber si podía contar con ellos.

viernes, 13 de abril de 2012

*****13*****


Como de costumbre, los mensajes enviados, se perdían sin que nadie contestase, tras una hora de intentos fallidos Thomas volvió a bajar de la azotea, para ponerse manos a la obra con el VEC, pero antes llamó por el walkie a Gerson, este le comunicó, que hasta el momento solamente habían descubierto a uno de aquellos caminantes pero que ya descansaba eternamente. Se despidieron y jugueteando con Sharco, Thomas se puso a trabajar en el vehículo, lo primero que hizo fue comprobar la presión de los neumáticos y mientras él seguía con su trabajo, desprotegidos y por medio de la ciudad, los otros tres muchachos continuaban su avance, a sabiendas de que iba a ser imposible encontrar a algún superviviente. Hacía mucho que Gerson recorría aquellas calles, sin ningún éxito. Pasaron junto al centro de salud de la ciudad, justo por el que en otras ocasiones Gerson ya había pasado, pero que hasta el momento no se había decidido a entrar, ahora con Brian y Rico a su lado, se sentía más seguro de enfrentarse a situaciones complicadas, y aquel era un lugar al que debía de haber entrado hacía ya mucho tiempo, porque seguramente contenía multitud de medicamentos que podrían facilitarles las cosas en caso de enfermedad o heridas.


          Mientras permanecían  atentos a cualquier movimiento extraño, Gerson comunicó a sus compañeros que lo había pensado mejor y en vez de ir en busca de algún superviviente, se colarían en el interior del centro médico para coger los medicamentos que pudiesen encontrar en el interior. Éstos asintieron con la cabeza y acto seguido comenzaron a subir las empinadas escaleras que daban acceso al interior del edificio.


          Aquella construcción databa de finales del siglo XVIII,  pese a las reformas a las que había sido sometido a un conservaba aquel halo tenebroso que rodeaba a todos los edificios antiguos. Más si cabe ahora que hacía mucho tiempo que las labores de mantenimiento habían cesado por completo. Llegaron a lo alto de la escalera sin ningún contratiempo, ni ninguna de aquellas cosas rondando por los alrededores.  Desde la entrada, apenas podían visualizar unos metros del pasillo de interior que daba acceso a las consultas, el interior aparecía bastante desordenado y con lo que parecía ser un cadáver encima del mostrador de información. Las puertas completamente de cristal estaban atascadas y tuvieron que forzarlas para poder entrar, el interior aparte de estar revuelto estaba poco iluminado, pronto tuvieron que encender las linternas y sujetar el arma que habían decidido usar, el cuchillo de combate con la mano que les quedaba libre.


          El ambiente dentro del centro médico era opresivo, la falta de luz unida al desconocimiento de lo que podía esperarles en el interior, les hacia sudar como si estuviesen a pleno sol jugando un partido de futbol como hacían mucho tiempo atrás. En muchos paredes del edificio, aparecían pintadas tales como la muerte regresa hambrienta, la hora de los muertos o  pagaremos con nuestra carne, que no hacían más que seguir poniéndolos nerviosos, tras recorrer varias consultas de la primera planta sin éxito, decidieron subir a la planta superior que es donde se encontraba la farmacia, según los paneles informativos. Adentrarse por aquellas escaleras plagadas de material médico, sillas y camillas sin más iluminación que las que daban las linternas habría echado para atrás a cualquiera,  pero necesitaban recoger medicinas y material de primeros auxilios, para que cualquier posible eventualidad, no se complicase en demasía.


          La segunda planta, era bastante diáfana solamente contaba con la farmacia y otras dos consultas. Todo la pared que daba a la calle, era una cristalera desde la que se podía divisar toda la calle, por la que habían llegado, tras inspeccionar toda la planta y para su alivio, únicamente encontraron dos cadáveres mas ambos con la  bata blanca que les acreditaba como trabajadores de aquel centro,  mientras Gerson y Brian saqueaban la farmacia, Rico se había quedado junto a la cristalera observando las calles vacías y grises,  imaginando como serian antes de la expansión de la pandemia. Pronto comenzó a caer de nuevo la lluvia. Una vez hubieron recogido todos los medicamentos posibles y puesto que comenzaba a llover de nuevo, decidieron pasar la noche en aquel lugar y al día siguiente, emprender de nuevo el camino a casa. Tras contactar con Thomas y comunicarle que se encontraban bien y que habían decidido pernoctar allí, para estar más seguros volvieron a revisar el edificio por completo otra vez y pese a sus temores pasados y la inquietante atmosfera del edificio, este se encontraba completamente vacío, aseguraron la puerta de  entrada y acercaron varias camillas de las que había tiradas por la escalera, al mostrador  de información, qué es donde pasarían el resto de la noche.

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          A la mañana siguiente, Zoe se despertó inquieta, había pasado la noche sin apenas pegar ojo, no podía dejar de pensar en cómo se encontraría Abraham en manos de aquel lunático. Así que desayunó un par de zumos, cuyo sabor  dejaba  mucho que desear y se dispuso a volver a albatera en busca de su hermano. Había pensando en introducirse en la granja, por la parte más alejada de la casa, puesto que aquella zona carecía de  vigilancia gracias al alto muro que rodeaba la propiedad, y desde allí avanzar hasta los barracones donde mantenían presa a toda la gente que habían encontrado. El día había amanecido soleado, y sin ningún atisbo de que pudiese volver a llover como la noche anterior, esta vez únicamente introdujo en la mochila un par de botellas de agua y unas latas de atún, que era la única comida en lata que le gustaba. Salió de casa, la cerró con llave y guardo ésta en el bolsillo del abrigo.


          De esta guisa, se dirigió hacia la salida de la ciudad, cosa que le resultaba bastante difícil de recordar debido a la multitud de vueltas que tuvo que dar el día anterior, esquivando barricadas y calles cortadas. Cuando comenzó su aventura, pensó que le resultaría mucho más fácil, pero al cabo de unas horas de dar vueltas y más vueltas, se dio por vencida, en más de una ocasión tuvo que salir corriendo, para evitar el encontronazo con alguno de aquellos seres. Al final cansada y cada vez más frustrada se sentó en un banco para ver si conseguía deshacer el lio mental que ahora mismo la embargaba.

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          Cristo se quitaba de encima a uno de aquellos zombis, que ahora se habían adueñado de su granja, todo lo que le rodeaba era caos, escuchaba gritos de dolor suplicas de auxilio, pero en lo único que él pensaba era en subir a uno de los coches que había en el exterior y salir huyendo de aquel infierno, apartó a uno de sus subordinados con una tremenda patada derribándolo y convirtiéndolo en presa fácil para varios de aquellos zombis, que se abalanzaron sobre él en cuestión de segundos, los gritos de aquel desdichado no minaron un ápice la decisión que tenia Cristo de salir de aquel lugar. Una vez consiguió salir del edificio, el panorama que tenia ante sus ojos no era mucho mejor que el que había dejado en el interior. Descerrajó un tiro en plena cara de otro zombi que se acercaba a él mientras buscaba un vehículo en el cual subir. Mientras continuaba su búsqueda y pese al escándalo que lo rodeaba, alcanzó a oír una voz que pedía auxilio y que enseguida reconoció……. Era el mocoso insolente al que día tras día, había intentado amedrentar a base de golpes y amenazas pero que nunca había conseguido.


          Aquel mocoso enclenque y orgulloso, mantenía a raya a uno de aquellos no muertos, que intentaba acabar con él. El muchacho sostenía entre sus manos una horqueta con que se defendía como buenamente podía. Para Cristo aquella imagen, llegó a parecerle hasta cómica, pero tras unos segundo de duda, recogió un hacha del suelo, y de un solo golpe partió el cráneo de aquel monstruo por la mitad, como si de una sandia se tratase. Abraham exhausto bajó la horqueta, momento en el que Cristo aprovecho, para cogerlo de un brazo y tirar de él hacia la furgoneta que ahora se acercaba a toda velocidad, conducida por Mario. De un empujón metió a Abraham al interior de la furgoneta y acto seguido se introdujo él, cerró las puertas, mientras le ordenaba  a Mario que saliese de aquel lugar  cagando leches. Mientras maniobraba para salir de la granja dos prisioneros corrían desesperadamente para subir al furgón, pero Cristo los fulminó de sendos disparos en el pecho, únicamente consintió que subiese otro más de sus secuaces.


          Mientras abandonaba lo que hasta ahora había sido su cuartel general, aun no podía explicarse, como aquellos seres tan estúpidos, habían conseguido entrar y arrasar con todo lo que tanto tiempo le había costado conseguir. Ahora mientras Mario hablaba aceleradamente debido al shock sufrido, Cristo apenas si lo escuchaba, pensando cual sería su siguiente movimiento en aquel mundo cruel.

*****         


          Aquella mañana  había amanecido con un sol radiante y Gerson fue el primero en despertar y animar a sus compañeros a que hiciesen lo mismo para regresar cuando antes a casa. El ambiente en el exterior era bastante frio a pesar de lo soleado del día, un agradable olor a hierba y tierra mojada invadía todo el ambiente, reconfortados por aquella agradable sensación emprendieron el camino de regreso. Pese a la euforia que los invadía no bajaban la guardia en ningún instante, esporádicamente se veía  alguno de  aquellos seres, pero parecían sumidos en una especie de letargo. Como si el frio que reinaba los paralizase, pero nada más lejos de la cruda realidad, mientras caminaban en fila pegados a las fachadas de los edificios, Rico les hizo que se detuvieran y aguzasen el oído,  enseguida alcanzaron a identificar unas gritos, que nada tenían que ver con los sonidos guturales y gemidos que producían  aquellos seres.


          Localizaron el foco emisor de aquellos gritos, unas calles más adelante de donde se encontraban, al llegar a esa calle y asomarse por la esquina, vieron a unos  seis o siete de aquellos caminantes persiguiendo con su paso torpe pero decidido a una chica que corría de un lado a otro, defendiéndose a base de golpes con un “palo”, decidieron actuar deprisa si no querían que aquellos zombis acabasen a mordiscos con la única persona viva que habían visto desde hacía meses. Brian, grito en varias ocasiones a la desconocida, que se subiese a lo alto de alguno de los vehículos que la rodeaban, para ponerse a salvo de aquellas criaturas. Mientras tanto Gerson y rico se apostaron tras un banco y con la ballesta, comenzaron a disparar contra la multitud que se agrupaba alrededor del coche al que se había subido la desconocida. Rápidamente, consiguieron abatir a uno de aquellos caminantes. Dos de ellos se giraron y comenzaron a avanzar en la dirección en que se encontraba Brian, que estaba intentando acercarse coche donde la desconocida seguía luchando por su vida.


          Sin apenas tiempo de reacción, Brian tuvo que poner a prueba  sus oxidados músculos, lanzando una patada a la cara del zombi que mas rápido se había acercado a él, el tremendo golpe lo hizo retroceder unos pasos tambaleándose, hasta que al fin cayó de espaldas contra el suelo, al segundo le lanzó otra patada a la altura de la rodilla, partiéndole ésta y haciendo que también cayese al suelo. Después de eso, extrajo el cuchillo de combate de la funda que llevaba sujeta a la cintura, y lo hundió en la cabeza de aquel desdichado ser  hasta el mango. Mientras lo extraía de aquella masa de carne putrefacta, sintió un enorme golpe que le hizo perder el equilibrio y caer, con tan mala suerte que se golpeó la cabeza y perdió el conocimiento. Aquella escena, había sido presenciada por Rico, que pese a las advertencias que Gerson hizo en su casa, sacó la H&K y efectuó hasta tres disparos sobre el zombi, que acababa de noquear a Brian.
         
Solamente uno de aquellos disparos resultó certero. La chica, había conseguido matar a otro de aquellos seres. Los dos restantes, fueron ensartados por las flechas de Gerson. Mientras Rico se interesaba por Brian, Gerson se acercó a la chica, que aun permanecía en lo alto del coche con actitud desafiante, pero sin pronunciar palabra. Rico daba pequeños golpes en la cara de Brian, para hacer que espabilase, pero éste, parecía que había decidido hacer una pausa, y no abría los ojos, únicamente emitía un sonido quejumbroso debido al dolor del golpe en la cabeza. Por otro lado, Gerson hablaba con aquella chica, a la que le calculaba unos 19 o 20 años, pero pese a las amables palabras de Gerson, ésta se mantenía en lo alto del vehículo respirando agitadamente, e invitando a Gerson a que se alejase de ella y la dejase en paz. Por fin Rico, consiguió reanimar a Brian, que poco a poco fue recuperando la cordura.


          Los tres disparos que había realizado Rico para proteger a Brian habían resonado por  aquella ciudad fantasma, como si de un gong tibetano se tratase, y ahora hasta ellos llegaban aunque muy lejanos, ecos de la actividad que habían desencadenado. Rápidamente Rico se acercó a Gerson y le instó a que volviesen rápidamente a casa, porque la ciudad, parecía haberse despertado de su letargo de repente. Pero Gerson, insistía mas en intentar que aquella muchacha confiase en él, que en salir de allí corriendo. Ante aquella situación Rico comenzó a gritar a la desconocida que podía irse al infierno, si no quería acompañarlos, que era una inconsciente al ir  vagando por ahí ella sola. Y dicho esto cogió a Gerson del brazo y comenzó a arrastrarlo, entre ambos sujetaron a Brian por la cintura y comenzaron a correr en dirección al refugio.


           Mientras tanto Zoe se había quedado pensando en que quizás  aquellos tres extraños, fuesen mejores personas de lo que  eran Cristo Cortes y sus secuaces……  no en vano acababan de salvarle la vida, y lo único que le pedían era que los acompañase para ponerse a salvo ella también. Así que tras pensarlo una decima de segundo mas, salió corriendo tras ellos con la esperanza de que pudiesen ayudarla en un futuro.

miércoles, 4 de abril de 2012

***** 12 *****


Los días siguientes, apenas pudo salir de aquel remolque, puesto que con la lluvia, la nieve y el frio, parecía haber cogido una gripe. Por suerte aquel lugar era bastante cálido, las veces en las que abrió las puertas del refugio, pudo comprobar con agrado, que ninguna de aquellas criaturas rondaba por los alrededores, en aquellos días pudo hacerse con lo que hasta ahora era su mejor arma, una espada japonesa, que había encontrado junto a un esqueleto al que le faltaba un brazo. Una vez en la seguridad de su refugio, comprobó que pese al tiempo que debía de estar la espada a la intemperie, conservaba un filo perfecto, por lo menos cuando la utilizaba contra las indefensas cajas de cartón.


          El cuarto día de encierro, decidió que se encontraba lo bastante bien, como para salir a recorrer aquella ciudad, en busca de algún superviviente, o algún lugar donde refugiarse con su hermano, cuando lograse rescatarlo. Recogió las latas que aun quedaban, las linternas  y se puso un enorme abrigo que había recogido del interior de de un vehículo abandonado junto al remolque, puesto que para su sorpresa la nieve había hecho acto de presencia en aquella zona en la que hacía años que no caía ni un solo copo de nieve y salió a las desiertas calles, no sin antes asegurar bien la puerta de su refugio, por si se veía obligada a volver a él. Tras el encontronazo que había tenido días atrás con el zombi en albatera y que a punto estuvo de costarle la vida, había aprendido a inspeccionar una y mil veces, el lugar al cual quería dirigirse, para evitar más sustos inesperados, así que a pesar de que las calles parecían completamente desiertas, su avance hacia el interior de la ciudad, era muy lento, por si aquello era poco, existían barricadas que debía de rodear, al cabo de unas horas de avanzar tortuosamente,  apenas había conseguido avanzar unos cientos de metros, estuvo tentada de entrar en algunos de los locales que antaño fueron bares o tiendas, con la intención de buscar algo de comida o bebida, pero la prudencia y el miedo pudieron más que el hambre y la sed.


Tras doblar una esquina sus 5 sentidos se activaron al instante, frente a ella al otro lado de la acera, uno de aquellos no muertos aparecía de pié, inmóvil cual estatua de piedra, lo único que delataba que estaba “vivo” era el movimiento de sus mandíbulas, las cuales parecían masticar a algún ser imaginario. Zoe se agachó junto a un coche sin perder de vista ni un instante al terrorífico ser, que al parecer aun no se había percatado de la presencia de una posible víctima, Zoe, continuaba intentando avanzar a escondidas, pensando que podría evitar el enfrentamiento con aquel zombi, pero en apenas unos segundos, pudo comprobar que aquella posibilidad se esfumaba por completo, puesto que al avanzar si perder de vista al zombi, golpeó ruidosamente un bote de refresco, acción que alertó en cuestión de decimas de segundo al zombi, que giró la cabeza hacia donde se encontraba Zoe, ésta vio como aquel monstruo se encaminaba hacia ella.


     A sabiendas de que huir no era una opción viable, porque podía ser peor el remedio que la enfermedad, Zoe se plantó ante aquel ser despreciable que se acercaba cada vez más a ella. Se quitó la mochila y cogió con ambas manos la espada que llevaba y temblando ante el monstruo que tenía enfrente, pero si retroceder ni un centímetro esperó el momento oportuno para realizar el ataque que la libraría de aquel ser asesino para siempre. Cuando apenas se encontraba a unos 3 metros de ella, Zoe separó las piernas para tener más estabilidad, giró el tronco echando hacia atrás la mano con la que en ese momento sujetaba la espada, y cuando calculó que era el momento oportuno descargó toda su fuerza en un tremendo golpe que consiguió atravesar  medio cráneo de aquél repugnante ser, que como días atrás en albatera quedo muerto al instante, éste cayó de rodillas ante Zoe, que aun respiraba apresuradamente debido a la tensión del momento. Instintivamente giró la cabeza en todas direcciones, para comprobar que su acción anterior no había atraído a otros inesperados invitados, para su alivio así fue. Tras recuperar el aliento y mirar el cadáver que tenía a sus pies, no pudo dejar de sentir la misma sensación de tristeza que días atrás sintió cuando acabó con su primer no muerto.


          En esta ocasión la sensación aun fue mayor, cuando comprobó que se trataba de una chica de su edad aproximadamente que al parecer tuvo un encuentro con otro de aquellos seres, porque tenía una herida en su hombro que dejaba a la vista parte de su clavícula derecha, aun llevaba una mochila a la espalda cargada con varios libros y libretas del instituto al que solía acudir. Zoe encontró el monedero y en el interior de éste a parte de dinero y varias tarjetas, había algunas fotos en las que aparecía aquella chica con el que debió de ser su novio ambos tirados en la arena de la playa abrazados. No encontró nada que le fuese de utilidad, así que decidió guardar el monedero con todo lo que contenía, en su mochila y tras conseguir sacar la espada del cráneo semi-partido y limpiarlo de lo que en otros tiempos debió de ser sangre, decidió que tenía que seguir buscando un lugar en el que guarecerse, cuando la noche estuviese cerca, andaba ya bastante desorientada como para volver al contenedor en el que había pasado los primeros días así que sin más dilación continuó avanzando,  por el camino encontró un kiosco, del que extrajo varias chocolatinas que según la fecha de caducidad, ya estaban pasadas, pero que en aquella ocasión, no desaprovecho y engulló rápidamente, se encontraba en una calle en la que la mayoría de los edificios eran casas con su jardincito y una valla de no mucha altura que separaba la casa de la calle, así que tras mucho mirar en una y otra por si detectaba cualquier movimiento extraño decidió entrar en una.

           Tras acercar a la valla un cubo de basura se encaramó a lo alto de este y sin dejar de mirar en todas direcciones saltó al interior de la vivienda, permaneciendo durante bastantes minutos inmóvil, con la intención de percatarse de cualquier movimiento sospechoso que pudiese representar alguna amenaza, pero nada de nada, la vivienda parecía completamente desierta. Para mayor seguridad, atranco la puerta de la entrada, pese a estar cerrada con llave. Una vez hecho esto avanzó por el pequeño jardín que conducía hacia la entrada de la vivienda. Todo parecía estar en orden y colocado en su lugar, solo el césped bastante más alto de lo habitual, delataba que hacía tiempo que nadie se encargaba de él. Dejó la mochila sobre la mesa del jardín y espada en mano, se encamino hasta la puerta de entrada, a su pesar únicamente podía abrirse con llave, dio varios empujones con el hombro, con el fin de intentar abrirla, pero lo único que consiguió fue hacerse daño.


          Decepcionada, se sentó en una de las sillas que había en el jardín, mientras pensaba como podría acceder al interior de la casa, a la vez que pensaba en como abrir la puerta, observaba el jardín donde se encontraba, junto a la pared que limitaba con la vivienda vecina, pudo observar un pequeño armario de jardín, de aquellos típicos que solían  vender en centros de bricolaje. Se acercó y lo abrió, en el interior pudo observar como había multitud de herramientas y varias latas de aceite de motor que supuso serian para el cortacésped, aunque ella no había visto ninguno aun. Sin nada que le fuese de utilidad para intentar forzar la puerta, se dirigió hacia una ventana que daba al jardín y desde la que podía ver el interior, tras mucho mirar para asegurarse de que no había nadie en el interior, comenzó a forzarla con la espada, hasta que al cabo de un par de minutos, consiguió abrirla de par en par.


          Desde el interior una bocanada de aire maloliente la golpeó en la cara, haciéndola dudar sobre si entrar o no, pero pronto se decidió y accedió al interior, se encontraba en el salón de la casa, en él había varios sofás con una mesa grande rodeada de sillas y una tv bastante más grande que la que ella tenía en casa de sus padres. En aquel salón, había dos puertas una de ellas, como sospechaba Zoe, era la que había intentado forzar hacia uno minutos, la otra daba a un pasillo así que con mucha cautela, comenzó a dirigirse hacia esta última. Para su desgracia, el suelo de la casa era de madera, cosa que le imposibilitaba andar sin hacer ruido, ya que a cada paso que daba éste crujía. Con el corazón latiendo al máximo de sus posibilidades Zoe, atravesó la puerta que daba al pasillo y pudo comprobar cómo éste continuaba solitario y sin signos de que hubiese nadie, abrió una puerta y resulto ser la cocina, también vacía, pese a tener bastante hambre y sed, pensó que antes de nada debía recorrer el resto de la casa para asegurarse bien. Salió de la cocina y continuo hacia el fondo del pasillo, un poco más adelante, en la pared de enfrente de la cocina, había otra puerta que también abrió, aquel olor que la había recibido cuando consiguió abrir la ventana, allí era mucho más penetrante, pero como pudo deducir enseguida se debía a la falta de agua en el fondo del váter, lo cual permitía que el olor de todas las cloacas de la ciudad escapase por aquel lugar. Cerró de nuevo la puerta del aseo y continuó andando algo más calmada, fue subiendo las escaleras que daban al piso superior y tras recorrerlo completamente pudo respirar tranquila, porque aquella vivienda, estaba definitivamente  vacía y sin signos de que nadie hubiese estado en ella hacía ya muchos meses. Pudo abrir la puerta que daba al jardín, con un juego de llaves que había colgadas en la pared junto a ésta, y también abrió la puerta del garaje en cuyo interior había una furgoneta, completamente relajada el resto del día se dedico a pensar en cómo podría salvar a su hermano de las manos de Cristo Cortés.


          Por suerte, el matrimonio que vivió en aquella casa, parecía bastante previsor, puesto que encontró grandes cantidades de comida en lata y multitud de botellas de agua que en aquellos tiempos era de agradecer, para su desgracia no todo eran buenas noticias puesto que la furgoneta del garaje no arrancaba y Zoe en temas de mecánica era una negada, así que no podría usarla para ir al recate de Abraham…


                                  

                                   No muy lejos de allí…


          Gerson, Brian, Rico y Thomas estaban asomados a lo alto de muro despidiéndose y cerciorándose de que llevaban todo lo necesario para la salida que iban a realizar. Tras aquellas breves comprobaciones y muchos abrazos de despedida después, los tres primeros bajaron hasta la calle, que aun permanecía con un manto blanco de la nevada caída durante la noche. Sharco desde el interior de la casa de Gerson, se despedía a su manera, ladrando y dando brincos, mientras que Thomas intentaba calmarlo para que no armase un escándalo que pudiese atraer a más zombis hasta allí. Cuando los tres muchachos desaparecieron de la vista de Thomas, este se encamino hacia lo alto del edificio donde estaban las emisoras, con la intención de enviar el primer mensaje de su particular misión.